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Debilitado por varias lesiones, el ultramaratoniano Samir Singh claudicó en su desafío más ambicioso, recorrer 10.000 kilómetros en 100 días, a menos de 36 kilómetros de cumplir su objetivo.

'Padecía una infección intestinal y tenía fiebre, pero al menos corrió 9.964,19 kilómetros en 100 días', declaró a la AFP Vikram Bhatti, que se ocupaba de la promoción de Singh.

Singh, bautizado como 'The Faith Runner (el corredor con fe)', pasó cerca de tres meses recorriendo Bombay, con menos de 3 euros al día y ayudado por donativos de particulares.

Ataviado con ropa deportiva azul, Singh comenzaba a correr todas las mañanas al alba, al norte de la metrópoli india, y terminaba en el barrio de negocios del sur de la ciudad cuando el sol se ponía.

El domingo pasado, en su último recorrido, el corredor no pesaba más de 40 kilos, 16 menos que cuando emprendió su reto.

'Esta carrera es un verdadero desafío, pero quiero sobrepasar los límites de la capacidad de resistencia del espíritu humano', señaló a la AFP días atrás.

Samir Singh comenzó a correr el 29 de abril, en medio de las altas temperaturas de Bombay, sin cesar ni un solo día.

Su enfermedad le obligó a un retraso respecto al programa previsto, y debía recorrer 150 kilómetros el domingo, último día de su desafío.

Pero el corredor de 44 años sólo pudo recorrer 114 kilómetros, quedándose a un puñado de kilómetros de cumplir su objetivo, que equivalía a un cuarto de la circunferencia del planeta Tierra.

Apoyo popular

Aunque su proyecto provocó burlas y risas al principio, el cinco veces ganador del ultramaratón se convirtió rápidamente en una celebridad local.

'He sobrevivido después de 9 meses sin trabajar. La gente venía a verme correr y me animaba dándome donativos. Me ofrecían zapatillas, ropa', cuenta Singh.

Un reloj con GPS, un teléfono para usarlo en caso de urgencia, y 200 rupias (2,65 euros) al día fueron sus únicas posesiones durante el reto. Un plato de arroz y lentejas era su comida de cada día.

'Estaba concentrado en mi objetivo, era mi sueño, a pesar de tener los talones agrietados y las articulaciones y las piernas rotas'.

La carrera de Singh es más larga que la Gran Muralla China (5.500 km), y que la distancia entre Bombay y Londres (7.200 km).

Un día después del final de su aventura, Samir Singh acudió a un templo a rezar, abandonando toda intención de recorrer los 36 últimos kilómetros.

El fondista ahora quiere descansar. Pero ya tiene en mente su próximo reto, que será de más de 40.000 kilómetros.

'No he visto a mi madre desde hace mucho, le dolería verme en este estado. Pero estoy feliz de ver que tanta gente ha creído en mi historia'.