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A un año del fallido golpe de estado en Turquía, todavía no hay claridad sobre quién y por qué se organizó ese levantamiento militar en el país euroasiático. El gobierno turco, dirigido con mano fuerte por Recep Tayyip Erdogan, asegura que fue la cara oculta del líder religioso exiliado desde 1999 en los EEUU, Fethulah Gülen. La oposición al gobierno de Erdogan, dirigida por el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo, CHP, considera que fue un golpe controlado. Con anterioridad al 15 de julio, día del golpe, los órganos de seguridad informaron a los altos mandos militares y de gobierno sobre la organización de un posible levantamiento militar.

Por su parte, analistas opinan que dejaron que se organizara el golpe para luego aplastarlo y, de esta manera, Erdogan lo utilizara para acabar con la oposición a su gobierno. La intentona de levantamiento militar le ha servido para realizar arrestos y despidos laborales masivos, amparado en el estado de emergencia; además, con el propósito de acabar con la oposición. Y lo ha venido haciendo desde la madrugada del 16 de julio, día del aplastamiento de los golpistas y de la democracia en Turquía.

Nacido en cuna pobre, Erdogan alcanzó a pulso los más altos asientos del gobierno turco. Fue alcalde de la principal y más grande ciudad del país, Estambul; Primer Ministro y, desde 2012, presidente de la República. Siendo alcalde comenzó su vida de político populista al satisfacer las necesidades de sectores deprimidos de la ciudad, construyendo buena infraestructura y resolviendo necesidades inmediatas de la gente. Como Primer Ministro quiso culminar el largo y tortuoso camino de ingreso de Turquía a la Unión Europea, cosa que no pudo conseguir.

Ya como presidente se decide a utilizar su tesoro político: un origen pobre, a diferencia de los demás dirigentes de la época, que eran ricos y corruptos. Así mismo, en una Turquía oficialmente laica y con un pueblo en su mayoría creyente, Erdogan apunta a una administración apoyada en el islamismo y el populismo. Su Partido, Justicia y Desarrollo, el AKP, se confunde con las administraciones locales entregando subsidios y ayudas a los habitantes de cada pueblo siempre y cuando sean miembros del partido o voten por el AKP. Si no lo hacen son castigados y no reciben ayuda alguna del gobierno. Esta es una antiquísima práctica política que se ha visto mucho en Latinoamérica y hoy vemos en Venezuela.

Su popularidad en el pueblo turco y el 'regalo de Dios', como él mismo llamó el fallido levantamiento militar del 15 de julio de 2016, le han abierto de par en par las puertas de un gobierno autoritario y unipersonal. Si a esto le agregamos el triunfo apretado en el referendo para cambiar la constitución nacional, vamos a ver al señor Recep Tayyip Erdogan en el poder, por lo menos, hasta 2029. Las últimas noticias de Turquía dejan claro que Erdogan no está jugando. Más de mil son los detenidos bajo acusaciones de extremismo político, miembros de ISIS o miembros del separatista movimiento kurdo.

¿Qué está pasando en Egipto?

Luego de la primavera árabe en Egipto, y el derrocamiento de Hosni Mubarak, al poder llegó Mohamed Mursi, del movimiento religioso 'Hermanos musulmanes'. En 2013, durante un golpe militar, Mursi fue derrocado y enviado a la cárcel y Egipto entró en la era de una dictadura miliar que no ha tenido tranquilidad en los últimos años. Los Hermanos Musulmanes en la clandestinidad han realizado actos violentos contra el régimen, pero los yihadistas, extremistas que han jurado lealtad al Estado Islámico (EI), han llevado a cabo acciones terroristas en su zona turística, punto sensible en la economía del país árabe. Sobre todo los ataques se realizan en la península del Sinaí. El ejército egipcio ha informado que en las últimas semanas sufrieron ataques con carros bomba, con saldo de soldados heridos y muertos.

¿Kennedy?

Emmanuel Macron, el joven presidente francés, propuso cambiar las costumbres políticas y en ello ha avanzado un importante trecho. Contra todo pronóstico, ganó las elecciones presidenciales a todos los candidatos favoritos y en la segunda vuelta derrotó a la ultraderechista Marie Le Pen. Sus primeros días en el poder mostró el nuevo estilo comenzando por el gabinete ministerial. Las mujeres tienen una gran representación en ministerios claves; les tendió la mano a los conservadores, nombrando a dos de ese grupo, entre ellos a Bruno Le Maire como ministro de economía, ministerio clave para Francia y la Unión Europea. El mes pasado, Macron recibió al presidente Donald Trump, notándose más afinidad de lo esperado. Se esperaba una reunión áspera y sin fruto alguno, pero al final vimos que el presidente francés rompió, en alguna medida, el aislamiento internacional que sufre EEUU por sus políticas hacia otros países. Fue tanto el entusiasmo de Trump por Macron que en rueda de prensa dijo que de pronto podría hasta cambiar su posición con respecto a los Acuerdos de París sobre el cambio climático. Macron le está cambiando la cara a la política al estilo John F. Kennedy, no solo en Francia, sino en Europa y el mundo.

Isis no ha muerto

Los últimos acontecimientos violentos en Egipto tienen que ver con las derrotas consecutivas que ha sufrido ISIS en Siria e Iraq. El Estado islámico está buscando otro país donde instalarse y parece ser que el mejor para sus actividades es Egipto. La diferencia radica en que el EI en este país no ha podido ocupar territorios para lanzar sus actos terroristas, como ocurrió en Siria e Iraq. Esto demuestra que ISIS no ha muerto y seguirá siendo utilizado por sus organizadores para mantener la inestabilidad en esa región tan convulsionada: Medio Oriente.