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Los padres del bebé británico Charlie Gard , que sufre una enfermedad terminal, abandonaron el lunes su batalla legal para llevar a su hijo a Estados Unidos para un tratamiento experimental.

Un abogado que representa a los padres, Connie Yates y Chris Gard, explicó al juez Nicholas Francis que 'se acabó el tiempo' y que tomaron la decisión tras haber visto los últimos escáneres cerebrales de su hijo, de 11 meses de edad.

El caso de Charlie, que sufre una rara enfermedad genética, ha despertado gran controversia en Gran Bretaña. Los doctores que trataron al bebé desde su nacimiento aconsejaron a los padres que dejaran morir al niño, y la justicia les dio razón, lo que llevó a los padres a presentar el caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

El juez Francis tenía que decidir en la audiencia si las pruebas médicas permitían a los padres sacar al niño del país para llevarlo a Estados Unidos, donde hubiera sido sometido a una terapia experimental, hasta ahora no probada con humanos.

Sin embargo, el abogado de la familia anunció el juez que ante las últimas evidencias médicas 'continuar con este tratamiento ya no beneficia a la salud de Charlie'.

'Charlie ha sufrido atrofia muscular severa' y 'el daño que han sufrido sus músculos es irreversible', explicó el abogado.

Los padres se echaron a llorar en la sala.