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Los dirigentes catalanes se comprometieron este martes a declarar 'inmediatamente' la independencia de esta región del noreste de España en caso de que el 'sí' gane el referéndum de autodeterminación que el gobierno regional quiere celebrar el 1 de octubre.

Esta declaración será efectuada por el parlamento regional de Cataluña en los dos días siguientes a la publicación de los resultados que determinen la victoria del sí, según establece la proposición de ley del referéndum presentada conjuntamente por todos los partidos independentistas.

'El día 1 de octubre habrá un voto decisivo, respetaremos el voto de todos los ciudadanos de Cataluña', insistió el presidente regional Carles Puigdemont en un acto para explicar la ley y la organización del referéndum a los ciudadanos.

Por la mañana, los diputados independentistas desgranaron esta ley que debe regular esta votación prohibida por la justicia.

El texto 'establece un régimen jurídico excepcional' por el que 'prevalece jerárquicamente sobre todas aquellas normas que puedan entrar en conflicto'.

Así pues, los independentistas ignorarían la Constitución Española, que consagra la unidad nacional de España, y las resoluciones del Tribunal Constitucional, que hasta ahora ha suspendido todos sus pasos hacia el referéndum.

'Es un golpe de estado con forma y apariencias democráticas', criticó Xavier García Albiol, líder regional del partido conservador del jefe de gobierno español Mariano Rajoy.

Su ejecutivo considera que las decisiones sobre la unidad de España deben tomarlas el conjunto de los españoles y repite incesantemente que no habrá referéndum.

El texto confirma la fecha y la pregunta previamente anunciadas por Puigdemont, '¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente en forma de república?', y establece como censo electoral los residentes en Cataluña mayores de 18 años con derecho a voto y los catalanes en el extranjero.

La votación, aseguran, será supervisada por observadores internacionales y una sindicatura electoral que todavía debe ser creada una vez se apruebe la ley.

Referéndum: segundo intento

Los líderes catalanes buscan celebrar este referéndum desde 2012 respondiendo al auge del independentismo producido en esta rica región de 7,5 millones de habitantes, la segunda más poblada y la primera más rica de España.

En 2014, el expresidente Artur Mas intentó un referéndum no vinculante pero, presionado judicialmente, tuvo que conformarse con una consulta simbólica que además le conllevó una condena por desobediencia.

Un año después, se convocaron elecciones regionales y los independentistas obtuvieron un 47,8% de los votos y una mayoría absoluta parlamentaria con la que se sintieron legitimados para avanzar hacia la secesión.

Inicialmente el plan contemplaba declarar la independencia en 18 meses, pero finalmente Puigdemont optó por promover el referéndum.

Su celebración es incierta por la presión judicial sobre el gobierno y el parlamento regional, la posible suspensión de la autonomía regional que podría aplicar el gobierno de Rajoy y los problemas logísticos del gobierno catalán, que todavía no pudo comprar ni siquiera las urnas.

En la víspera, el ministro regional de Empresa, Jordi Baiget, reconoció en una entrevista que probablemente no podría hacerse. Horas después era relevado de su cargo por Puigdemont.

'Luchar en las condiciones actuales tiene riesgos y es normal tener miedo' pero 'resignarnos tiene un precio todavía más alto', dijo Puigdemont este martes.

'Objeto político soberano'

Amparándose en resoluciones de las Naciones Unidas o la Corte Internacional de Justicia, los independentistas declaran en la ley que 'el pueblo de Cataluña es un objeto político soberano' y tiene derecho a la autodeterminación.

'La doctrina internacional solo pone un límite al derecho de autodeterminacion y es un límite que nosotros respetaremos a toda costa (...) el uso de la fuerza', dijo la diputada independentista Marta Rovira.

La proposición de ley todavía no se ha introducido en el parlamento para ser debatida pero debería ser aprobada a finales del mes de agosto.

Tras años de pulso entre Barcelona y Madrid, la sociedad catalana se muestra dividida en torno a la secesión: un 48,5% de los catalanes están en contra y un 44,3% a favor, según el último sondeo gubernamental.

Pero una amplia mayoría de los catalanes, más del 70%, quiere resolver la cuestión mediante un referéndum.