Miles de opositores del presidente Nicolás Maduro se concentraban este sábado en una de las principales arterias de Caracas, en una clara 'demostración de fuerza' tras casi dos meses de violentas protestas que dejaron 47 muertos.
'Hay que mantenerse en las calles 50 o 1.000 días más, lo que haga falta hasta que Maduro acepte hacer elecciones o se vaya', señalo Antonio Moreno, un estudiante de 21 años, enfundado con un casco de obrero y un improvisado escudo de madera con la palabra 'resiste', para protegerse de eventuales bombas lacrimógenas.
Ya son unos 3.000 opositores congregados, según cálculos de la AFP, bajo enormes pancartas que piden: '#No más dictadura', 'Elecciones Ya', en medio de barricadas armadas con troncos y piedras y un gigantesco tanque de metal, para protegerse de la policía.
Los adversarios de Maduro quieren que esta nueva marcha en la principal autopista de Caracas supere la del 19 de abril, que con cientos de miles de personas fue la más multitudinaria de esta oleada que en siete semanas también ha dejado cientos de heridos y unos 2.200 detenidos.
En otra parte de la ciudad, Maduro recibirá en el Palacio presidencial de Miraflores a un grupo de trabajadores vestidos de rojo, que también y a la misma hora, cantando y bailando, se aglomeraban en el centro de Caracas en respaldo a la Asamblea Constituyente 'popular', convocada recientemente por el mandatario.
El país está completamente dividido y casi paralizado, en medio de un colapso económico que genera una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que según el FMI escalará a 720% este año. Un cóctel que se complementa con altos índices de criminalidad.
Los opositores denuncian una 'salvaje represión' del gobierno, que a su vez los acusa de apelar al 'terrorismo' para asestarle un golpe de Estado financiado por Estados Unidos.
Violencia y muerte
En los últimos días se multiplicaron las muertes por heridas de bala en hechos vinculados con las protestas, por lo cual la Fiscalía investiga a varios policías y militares.
Algunos de esos hechos se han presentado en el estado Táchira (oeste, fronterizo con Colombia), hacia donde Maduro ordenó esta semana el envío de 2.600 militares tras disturbios y saqueos.
Las protestas tomaron combustible con la convocatoria de Maduro a una Asamblea Constituyente 'popular', en la cual la mitad de sus integrantes serían elegidos en sectores controlados por el chavismo.
La crisis también alcanza a filas del chavismo. La fiscal general, Luisa Ortega, confesa chavista, opinó que esa iniciativa agravaría la crisis, según una carta enviada al gobierno y difundida por la prensa local.
La oposición rechaza la Constituyente por considerar que busca evitar elecciones. Sin embargo, Maduro ha garantizado que en 2018 habrá comicios presidenciales, como ordena la ley.
Aún están pendientes los de gobernadores, que debieron realizarse en 2016, y este año corresponden los de alcaldes.
Maduro insiste en que la Constituyente 'es el camino para la paz, el diálogo y el consenso' y que la oposición sólo propone 'violencia y muerte'.