Arkansas ejecutó a dos reos la noche del lunes, la primera vez que ocurre en Estados Unidos desde hace 17 años, siguiendo su plan de aplicar la pena capital a varios condenados antes de que caduque un componente de las dosis mortales a final de mes.
Jack Jones y Marcel Williams, condenados en la década de 1990 por violación y homicidio en hechos diferentes, recibieron la inyección letal después de que varios tribunales rechazaran sus últimos recursos, informó la fiscal general de este estado del sur del país, Leslie Rutledge.
Ambos recibieron dosis letales de midazolam, que sirve para sedar al preso; bromuro de vecuronio, que paraliza el cuerpo; y cloruro de potasio, que detiene finalmente el pálpito del corazón.
Los crímenes que llevaron a los dos reos al corredor de la muerte fueron muy similares: Jones violó y asesinó en 1995 a una mujer e intentó matar a la hija de esta, que tenía 11 años, mientras que Williams secuestró, violó y asesinó a una joven un año antes.
Fue la primera ejecución doble desde la del 9 de agosto del 2000 en Texas, estado que ostenta todos los récords en lo que a pena de muerte se refiere, incluyendo el de más ejecuciones: 542.
La historia
En esa ocasión, el estado sureño suministró una inyección letal a Brian Roberson por asesinar a una pareja de ancianos en Dallas en 1986, mientras que Oliver Cruz fue ejecutado por secuestrar, violar y asesinar a una piloto de la Fuerza Aérea en San Antonio en 1989.
Los dos ajusticiados el lunes formaban parte del grupo de ocho presos que el gobernador de Arkansas, el republicano Asa Hutchinson, pretendía ejecutar en un lapso de 11 días antes de que caduquen a final de abril las dosis de midazolam, un sedante difícil de obtener porque las farmacéuticas no quieren suministrarlo para la pena de muerte.
De momento, Arkansas ha acabado con las vidas de tres de esos ocho presos, cuatro han obtenido suspensiones temporales de la Justicia y un octavo, Kenneth Williams, aún puede ser ejecutado mañana por un asesinato en 1999 durante una fuga de la cárcel en la que cumplía condena por otro homicidio.
Los defensores de los condenados dicen que una doble ejecución causaría un peligroso estrés para los agentes penitenciarios encargados. Hasta el jueves pasado, Arkansas no había llevado a cabo ninguna ejecución desde 2005.