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Río de Janeiro inició este lunes una intensa campaña para vacunar a sus 6,5 millones de habitantes contra la fiebre amarilla, una enfermedad de la que aún no se han registrado casos en la ciudad más emblemática de Brasil pero que ha provocado 144 muertes en todo el país en los últimos meses.

La municipalidad entregó inicialmente 200.000 dosis de la vacuna en 233 puestos de salud habilitados para distribuir la medicina en la segunda mayor ciudad de Brasil y ante cuyas puertas se aglomeraron desde la madrugada de este sábado miles de cariocas que corrieron en busca de la inmunización y formaron largas filas.

La comparecencia en masa obedeció principalmente a que, antes del inicio de la campaña, muchos cariocas acudieron a los 34 puestos de vacunación que ofrecían el inmunizante pero tuvieron que regresar a casa porque no había vacunas o se habían agotado.

La campaña será intensificada el próximo lunes, cuando la ciudad recibirá más dosis de la vacuna y habilitará otros puestos de salud para que refuercen la vacunación.

La previsión del secretario de Salud de Río de Janeiro, Carlos Eduardo Mattos, es que este sábado sean vacunadas unas 80.000 personas.

'El lunes recibiremos otras 100.000 unidades de la vacuna pero las cinco millones que necesitamos para inmunizar a toda la población están garantizadas. Aunque hay que recordarle a la población que no necesita tener prisa, que este es un proceso de inmunización preventiva y que en Río de Janeiro aún no hay casos de la enfermedad', afirmó el secretario.

La prioridad en las primeras semanas será la población más vulnerable y la que necesite viajar a regiones rurales.

La Secretaría Municipal de Río de Janeiro adelantó la campaña de prevención tras confirmarse hace dos semanas los primeros casos de fiebre amarilla en el estado de Río de Janeiro, lo que hizo saltar las alarmas.

Por el momento solo hay cinco casos de fiebre amarilla y una muerte confirmados en el estado, todos ellos en el municipio de Casemiro de Abreu, a unos 130 kilómetros de la capital regional.

Pero el brote de fiebre amarilla que Brasil sufre desde diciembre pasado se concentra en los estados vecinos de Río de Janeiro, principalmente Minas Gerais, Espirito Santo y Sao Paulo, en los que se han confirmado 448 casos en 80 municipios y 144 muertes.

Desde inicio de año, el Ministerio de Salud envió 17,5 millones de vacunas contra la fiebre amarilla a los estados con casos registrados y a los que hacen frontera con ellos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras asociaciones internacionales anunciaron este mes que enviarán a Brasil 3,5 millones de vacunas a fin de contener el brote surgido en el país.

La superintendente de vigilancia en salud de Río de Janeiro, Cristina Lemos, pidió tranquilidad a la población y aclaró que la campaña se extenderá hasta cuando sea necesario y que el temor no se justifica en una ciudad en la que hasta ahora no se registró ningún caso de la enfermedad.

Las autoridades también han aclarado que, por ser una enfermedad silvestre, los casos se han concentrado hasta ahora en áreas rurales y que los casos más recientes de fiebre amarilla urbana en ciudades brasileñas se remontan a 1942, en el estado amazónico de Acre.

'Lo que queremos es poder atender hoy a la población que no puede venir en medio de la semana pero con tranquilidad. No hay por qué tener prisa ni perder mucho tiempo en las filas', dijo.

Pese a las aclaraciones de las autoridades de que no se trata de una emergencia y que la campaña se extenderá por varias semanas, los cariocas se aglomeraron este sábado en las puestos de salud varias horas antes de que los mismos abrieran las puertas y llegaron a formar filas de hasta dos horas antes de ser atendidos.

En algunos locales de vacunación, como en el del populoso barrio de Tijuca, en la zona norte de la ciudad, la fila se extendía por toda una calle antes de que los agentes comenzaran su trabajo.

'Como es sábado y primer día de la campaña, imaginé que una multitud se aglomeraría en el puesto durante todo el día y por eso preferí despertar un poco antes y hacer fila frente a la puerta', dijo una de las primeras mujeres en llegar al local en Tijuca y que admitió estar en la fila desde las 4.00 de la mañana (7.00 GMT).