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El oficialista Lenín Moreno y el opositor de derecha Guillermo Lasso preparan el último tramo de cara a la segunda vuelta en Ecuador que definirá al sucesor del presidente Rafael Correa, en el poder desde 2007.

El comicio abre además un frente de incertidumbre para la golpeada izquierda latinoamericana y el asilo del fundador de WikiLeaks, Julian Assange.

'Ya estoy en (campaña para la) segunda vuelta y me fascina. En primer lugar, porque recibimos el cariño de los ecuatorianos, y en segundo lugar, porque a mí me da la oportunidad de oír mejor a aquéllos que no votaron por nosotros', dijo Moreno el jueves en Guayaquil (suroeste).

El anuncio del Consejo Nacional Electoral (CNE) del miércoles, de que habrá segunda vuelta para elegir presidente para el período 2017-2021, trajo calma entre la oposición, que dejó de protestar frente a la sede del organismo en Quito exigiendo transparencia en el conteo.

'Este es el triunfo de todos los ecuatorianos, es el triunfo de la democracia y de la libertad', expresó Lasso el jueves.

Moreno –ex vicepresidente de Correa entre 2007 y 2013– obtiene un inalcanzable 39,35% de los votos válidos contra 28,10% de Lasso –un ex banquero conservador– escrutadas un 99,58% de las actas.

Para ganar en primera vuelta, Moreno, partidario del actual sistema que combina un enorme gasto social con altos impuestos y elevado endeudamiento, necesitaba un 40% de los sufragios y una diferencia de diez puntos porcentuales sobre el segundo candidato.

Moreno, cuyo estilo conciliador contrasta con el temperamental Correa, señaló que está abierto a debatir con el candidato opositor. 'Ahora es usted y yo', enfatizó.

Lasso se mostró dispuesto. 'Tiene que aceptar un debate no en mis condiciones ni tampoco en las de él, sino en las condiciones que planteen los organizadores del debate', ya sea la prensa, apuntó.