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El exmilitar estadounidense de origen puertorriqueño Esteban Santiago Ruiz recibió este lunes un abogado de oficio y fue informado de que si es hallado culpable del tiroteo en el que murieron cinco personas en el aeropuerto internacional de Fort Lauderdale puede enfrentar la pena de muerte.

Santiago Ruiz, de 26 años y excombatiente en Irak, compareció este lunes por primera vez ante la justicia desde que el viernes se entregó a la policía tras haber disparado con una pistola semiautomática a más de una decena de personas dentro del citado aeropuerto.

Esposado, vestido con un mono carcelario rojo y rodeado de policías, el exintegrante de la Guardia Nacional fue llevado desde la cárcel del condado de Broward hasta la sede de los tribunales federales en Fort Lauderdale.

Aunque hasta ahora no ha sido imputado formalmente, se conocen ya las acusaciones que le hace la Fiscalía: acto de violencia contra personas en un aeropuerto internacional, uso de arma de fuego en el curso de un crimen violento y causar la muerte de personas con un arma de fuego.

La jueza federal Alicia Valle le dijo que a una 'ofensa capital' le puede corresponder como castigo la 'muerte'.

La audiencia duró menos de media hora y Santiago Ruiz se mantuvo sentado y tranquilo todo el tiempo.

Valle asignó la defensa de Santiago Ruiz a Bob Berube, un abogado de oficio, pues, según dijo el detenido, está desempleado y no tiene más que unos diez dólares en su cuenta bancaria.

La próxima audiencia fue fijada para el 17 de enero, en este caso ante la jueza Lurana S. Snow, y se centrará en establecer el estatus de su detención, según un comunicado del Departamento de Justicia.

Actualmente y de manera temporal está detenido sin fianza.

El comunicado oficial recuerda que los cargos de los que va a ser imputado son castigados con la muerte o con cadena perpetua.

La acusación es ejercida por el fiscal general adjunto Ricardo A. del Toro con la ayuda del fiscal del Departamento de Justicia Larry Schneider.

El joven nacido en Nueva Jersey ha admitido ante la policía que planeó el ataque ocurrido el viernes 6 de enero en el aeropuerto internacional de Fort Lauderdale, según han informado fuentes cercanas a la investigación, que es dirigida por el agente George Piro, de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI).

Hasta ahora no está descartado que se trate de un acto terrorista.

Santiago Ruiz llegó el pasado viernes al aeropuerto internacional de Fort Lauderdale en un vuelo procedente de Minneapolis, donde hizo una conexión en su viaje desde Anchorage (Alaska), ciudad en la que residía.

Solo tenía un pasaje de ida y había facturado una maleta donde llevaba únicamente una pistola subautomática de 9 milímetros y dos cargadores.

Recogió su maleta, fue al baño y volvió a la sala con la pistola en la cintura bajo un suéter azul, de acuerdo con testigos.

Un vídeo de seguridad difundido este domingo muestra cómo Santiago, que no da señal alguna de nerviosismo, saca la pistola y empieza a disparar a las personas que se encuentran en ese momento en la sala de recogida de equipajes de la Terminal Dos del aeropuerto de Fort Lauderdale, a 40 kilómetros de Miami.

Cinco personas murieron y otras seis fueron también alcanzadas por los disparos y tuvieron que ser hospitalizadas. Según el canal MNSBC dos de los heridos siguen en estado crítico.

Varios familiares de Santiago han señalado que regresó de Irak, donde estuvo destinado en 2010 y 2011, muy cambiado y que las cosas empeoraron después de que su padre muriera seis meses después.

El hermano del exmilitar, que reside en Peñuelas, un municipio del sur de Puerto Rico, dijo en declaraciones a medios locales divulgadas este domingo que su familiar era una persona tranquila antes de unirse a la Guardia Nacional de Puerto Rico para viajar a Irak, desde donde regresó con 'un cambio de temperamento marcado'.

Recordó que los desequilibrios emocionales eran tan fuertes que le aconsejó a su hermano que buscara ayuda psicológica o en alguna iglesia.

Según el alguacil del condado de Broward, Scott Israel, en los interrogatorios a los que ha sido sometido en estos días ha dicho que una agencia del Gobierno le ha colocado un chip en la cabeza y 'le están programando y obligándole a ver un vídeo sobre el Estado Islámico (EI)'.

Scott dijo al Canal 10 que después súbitamente cambió su relato y señaló que el EI le pagó dinero.

'A este punto no sabemos a qué carta quedarnos', agregó Scott.

La investigación y el proceso judicial se prevé que serán largos.

Entre tanto, el aeropuerto de Fort Lauderdale, que recibe en un día típico entre 80.000 y 100.000 pasajeros, lucha por recuperar la normalidad.

Más de 20.000 piezas de equipaje fueron abandonadas por sus propietarios o no entregadas a raíz del tiroteo y el aeropuerto trata de regularizar la situación, lo que va a llevar 'varios días', según fuentes del aeropuerto.