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El administrador del Patriarcado Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, entró este sábado en la Basílica de la Natividad de Belén tras un simbólico y tradicional peregrinaje desde Jerusalén que dio por inaugurados los festejos de Navidad en la cuna del cristianismo.

'Es una emoción indescriptible', exclamó Dori Ghatas, palestina nacida en Honduras por casualidad y residente en Italia, al paso del grupo del colegio al que perteneció 30 años y que junto a una veintena de congregaciones cristianas y 'scout' animaron con tambores y trompetas la llegada de Pizzaballa en la Plaza del Pesebre.

Papás Noel, globos de colores, música y el emblemático árbol de Navidad dieron color a la jornada en esta pequeña localidad de apenas 30.000 habitantes, situada a ocho kilómetros de Jerusalén y separada por un muro que Israel levantó en 2003.

'Pese a todo, la gente ha disfrutado, entendiendo que no es una situación normal, con las dificultades en la organización y con un patriarca que tiene que cruzar un muro ilegal para llegar a Belén', declaró a Efe, Xavi Abu Eid, portavoz de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Pizzaballa, designado administrador apostólico del Patriarcado Latino por el papa Francisco el pasado junio -tras la jubilación del último patriarca-, realizó por primera vez esta ruta desde Jerusalén como máxima autoridad eclesiástica católica en Tierra Santa hasta que sea nombrado un nuevo patriarca.

En medio de villancicos y plegarias, Pizzaballa llegó a la Plaza del Pesebre de Belén alrededor de las 14:00 hora local (12:00 GMT) y fue recibido por representantes de las distintas órdenes cristianas y notables de la ciudad, liderados por la alcaldesa de Belén, Vera Babún.

Tras su entrada en la Basílica, el administrador del patriarcado latino ofició una breve misa y permaneció junto a los representantes eclesiásticos dentro del templo a la espera de oficiar la misa de esta noche mientras en la plaza no dejó de sonar la música.

La Basílica protege la Gruta de la Natividad donde, según la tradición católica, nació Jesucristo y lo convierte en uno de los lugares más sagrados del cristianismo, junto a la Iglesia del Santo Sepulcro, donde está la tumba de Jesús en Jerusalén.

De poco más de un metro de altura, la puerta obliga al visitante a agacharse, dice la costumbre para forzar a un gesto de respeto que hoy realizó el administrador del Patriarcado latino en su entrada.

Aunque el día amenazaba lluvia, las nubes dejaron salir un sol que contribuyó al ambiente festivo en una plaza donde se congregaron unas siete mil personas, señalaron a Efe las fuerzas de seguridad palestinas desplegadas en el área.

Algo más de asistencia que el año pasado, cuando la ola de violencia que comenzó en octubre retrajo el ánimo y el número de participantes, pero, según los comerciantes, no lo suficiente debido al descenso de visitantes extranjeros.

'Es una pobre Navidad, peor que las del año pasado, apenas hay peregrinos, la mayoría son locales que vienen de Nablus o Ramala (en Cisjordania) pero no compran nada', lamenta Nadia Hasbun desde un establecimiento de recuerdos cristianos en los soportales de la plaza.

La mayoría de los asistentes eran familias palestinas, cristianas y musulmanas, con menores llegados desde Israel u otras localidades de Cisjordania.

Los grupos de turistas extranjeros escaseaban y un gran número optaba por ver la llegada del jefe de la Iglesia católica desde dentro del tempo, como Rosendo Sorando que por cuarto año celebra la Navidad en Tierra Santa.

'Me alegra que en otras partes mucha gente se una a esta festividad pero esto es otro mundo y donde se celebra la Navidad cristiana que yo entiendo', afirmó este español de Guadalajara.

A Misa del Gallo de medianoche está previsto que acudan el presidente palestino, Mahmud Abás, y el primer ministro, Rami Hamdala.

'A pesar de la ocupación israelí, nuestra presencia en este territorio y la preservación de nuestro patrimonio cultural y nacional son la forma más importante de la resistencia', manifestó Abás ayer en vísperas al día de Nochebuena.

'La Navidad siempre incluye un mensaje de paz para el pueblo palestino, y con la aprobación de la resolución en la ONU, ese mensaje se ha realzado', añadió Abu Eid en referencia al histórico texto aprobado ayer por el Consejo de Seguridad que condena los asentamientos israelíes y que, asegura, marcó la jornada este sábado en Belén.