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Estados Unidos inició hoy un largo proceso de desclasificación de documentos oficiales sobre la 'guerra sucia' de la última dictadura argentina (1976-1983) con más de mil páginas que arrojan luz sobre la reacción del Gobierno de Jimmy Carter a las desapariciones y detenciones arbitrarias en el país.

En respuesta a la promesa del presidente Barack Obama durante su visita a Argentina en marzo pasado, el Gobierno estadounidense publicará durante los próximos 18 meses varias entregas de archivos militares y de inteligencia relacionadas con las violaciones de derechos humanos que se cometieron en ese periodo.

La primera entrega, publicada hoy, consiste en 1.078 páginas provenientes en su gran mayoría de la biblioteca presidencial de Jimmy Carter e incluyen cables del Departamento de Estado, documentos internos de la Casa Blanca, cartas y documentos de inteligencia enviados durante su Presidencia (1977-1981).

Los archivos dan cuenta de las deliberaciones internas en la Administración del presidente demócrata sobre las violaciones que se estaban cometiendo en Argentina y sugieren que Washington ejerció una presión moderada sobre el régimen de Jorge Videla para que rindiera cuentas por los desaparecidos y liberara a algunos presos.

'El Departamento (de Estado) ha entregado más de mil nombres de individuos que o bien están detenidos o han desaparecido al Gobierno argentino y ha pedido que den información sobre estos individuos', indica un informe interno sobre derechos humanos de 1979.

El Gobierno de Carter prometió concesiones al de Videla si había mejoras en derechos humanos, durante una visita a Argentina en 1978 del subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, David Newsom.

En concreto, EE.UU. pidió que Videla permitiera que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visitara el país -algo que hizo en 1979-, que 'juzgara, liberara o permitiera el exilio de los 3.500 prisioneros detenidos sin cargos', y que estableciera un 'mecanismo para informar a los familiares de los desaparecidos sobre el destino de esas personas', según un documento de 1978.

A cambio, Newsom prometió que EE.UU. 'recomendaría la aprobación' de fondos del Banco de Importación y Exportación estadounidense para proyectos de aeronáutica y agricultura en Argentina y que 'aprobaría la venta de formación militar', apunta el documento.

La Administración de Carter restringió parte de su asistencia y ventas militares al Gobierno de Argentina debido a la situación de derechos humanos, aunque uno de los documentos internos muestra que a la Casa Blanca le preocupaba que eso empujara a 'comprar armas rusas' en plena Guerra Fría.

No obstante, el Congreso impuso un embargo a la venta de armas en 1978 y, aunque el Gobierno de Carter evaluó formas de aumentar su asistencia militar a Argentina por otras vías, finalmente dejó el tema para la Administración siguiente, la de Ronald Reagan.

Los documentos también muestran el interés estadounidense en ganar un concurso para construir la represa hidroeléctrica de Yacyretá en Argentina, y desvelan que el Gobierno de Videla amenazó a Washington con negarle el proyecto en función de la actuación de EE.UU. en una reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Un informe de 1980 indica que EE.UU. estaba 'trabajando informalmente con Argentina y otros países para desarrollar una resolución de la OEA' sobre la visita de la CIDH al país 'que no pida una condena a Argentina' pese a los abusos cometidos.

En cuanto a las desapariciones, los documentos indican que el Gobierno de Carter recibía 'innumerables cartas' de familiares argentinos pidiendo ayuda para localizar a sus seres queridos.

Un cable de septiembre de 1980 concluye que el régimen argentino había forzado las desapariciones porque consideraba que estas habían 'funcionado' a la hora de 'derrotar uno de los mayores asaltos terroristas en la sociedad' del país, y porque 'los prisioneros desaparecidos dan información cuando son torturados'.

Otros cables relatan una visita a Argentina del que había sido secretario de Estado de EE.UU. entre 1973 y 1977, Henry Kissinger, cuando ya no ocupaba el cargo, durante el Mundial de fútbol de 1978.

Durante un almuerzo con Videla, Kissinger 'aplaudió los esfuerzos de Argentina para combatir el terrorismo', lo que era precisamente 'la música que el Gobierno argentino quería escuchar', según relató Robert Pastor, un asesor de Carter, en una carta al consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, Zbigniew Brzezinski.

'Existe el peligro de que los argentinos puedan usar las alabanzas de Kissinger como justificación para endurecer su posición en materia de derechos humanos', alertó por su parte el embajador de EE.UU. en Buenos Aires, Raúl Héctor Castro, en un cable en 1978.

Los documentos publicados hoy son los mismos que el actual secretario de Estado, John Kerry, entregó el jueves al presidente argentino, Mauricio Macri, durante una visita a Buenos Aires.

Se espera que haya varias entregas más hasta comienzos de 2018, que podrían aclarar cuál fue el papel del Gobierno de Gerald Ford (1974-1977), que estaba en el poder cuando comenzó la dictadura.