El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, abogó ayer por restaurar la pena de muerte en Turquía, 'dado a que se utiliza en la mayor parte del mundo' y es una demanda del pueblo. Así lo manifestó en el mitin antigolpe que se celebró en Estambul.
'El Parlamento debe decidir sobre la pena de muerte. Si lo aprueba, yo lo firmaré', dijo el jefe de Estado en su discurso en el ‘Encuentro por la democracia y por los mártires’ del fallido golpe militar del 15 de julio, que contó con una asistencia masiva.
Erdogan reiteró así una posición que ya expresó varias veces en las últimas semanas, aduciendo que 'el pueblo lo pide' y, además, subrayó que 'si la gente lo quiere, los partidos deben respetar su voluntad'.
El mandatario argumentó que la pena capital 'se utiliza en Estados Unidos, en Japón, en China, y en la mayor parte del mundo, y se ha utilizado en Turquía hasta 1984'.
Las últimas ejecuciones en Turquía tuvieron lugar en 1984, cuatro años después del golpe militar de 1980 que hizo un amplio uso de esa condena, pero la abolición legal de este castigo solo llegó en 2004.
Para reintroducir la pena de muerte sería necesario reformar el artículo 38 de la Constitución, para lo que actualmente no parece haber mayoría en el Parlamento.
En las últimas semanas, seguidores de Erdogan, que acudían a las plazas públicas para escuchar por radio o televisión las arengas del Presidente, han exhibido carteles de 'sí a la pena de muerte' e, incluso, han paseado muñecos en una horca para expresar su deseo de que se restaure esa condena.
Durante la multitudinaria concentración de ayer, la cual contó con más de un millón de asistentes, se pudo ver a personas con monigotes negros con el rostro del predicador Fethullah Gülen, sometido en una horca.
Erdogan acusa del golpe a Gülen, un predicador turco residente en Estados Unidos desde 1999, cuya cofradía era hasta 2013 un firme aliado, pero él niega toda implicación en la asonada.