El Gobierno iraquí prometió hoy aumentar sus castigos y esfuerzos contra el terrorismo, tras el atentado suicida que ayer causó en Bagdad al menos 180 muertos y 230 heridos, en medio de un ambiente de rabia contra la supuesta negligencia de las fuerzas de seguridad en ese ataque.
En un comunicado, el Ministerio de Justicia prometió que las autoridades judiciales aplicarán 'muy pronto' las penas de muerte contra 'un grupo de criminales sentenciados conforme a la ley antiterrorista'.
En la nota, el ministerio calificó el atentado de 'traidora acción terrorista' y señaló que 'coincide con las victorias de las fuerzas iraquíes que liberan el país del yugo terrorista', en alusión a la ofensiva llevada a cabo contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Asimismo, presentó sus condolencias 'a los familiares de los mártires de esta enorme tragedia'.
'Nos comprometemos a proseguir aplicando el castigo justo a todo al que se le ocurra intentar dañar y aterrorizar al pueblo iraquí', concluyó la nota.
Este mensaje se produce horas más tarde y en consonancia a la amenaza que el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, realizó en una visita a la Comandancia de la Fuerza Aérea iraquí, sobre una dura respuesta al EI.
Asimismo, según un comunicado, Al Abadi pidió a la Comandancia de Operaciones de Bagdad que acelere los esfuerzos para establecer 'el cinturón de seguridad' alrededor de la capital.
También demandó retirar los aparatos portátiles de detección de explosivos falsos ADE, por cuya venta el empresario británico James McCormick fue condenado en 2013 a diez años de cárcel.
En ese sentido, Al Abadi pidió volver a investigar 'los contratos corruptos de corrupción de adquisición de esos equipos y perseguir a los órganos implicados'.
Además, también pidió acelerar la instalación de aparatos eficaces para inspeccionar los vehículos.
Según el primer ministro iraquí, pese a que los terroristas intentan 'desviar' la marcha de su gobierno y sus fuerzas de seguridad, la respuesta 'será dura y en sus propios feudos de (la provincia oriental de) Al Anbar y (la ciudad septentrional) de Mosul'.
Marchas y zozobra
El atentado ha creado también una atmósfera de crispación entre la población de la zona donde se produjo, la mayoritariamente chií de Al Karrada.
Sus habitantes se vistieron hoy de luto y criticaron la supuesta negligencia de las autoridades por no haber podido evitar el ataque suicida.
Según una fuente del consejo local de Al Karrada, pasada la medianoche del domingo al lunes, cientos de vecinos se echaron a las calles para protestar y exigir que los altos cargos de seguridad -a los que tacharon de corruptos- rindan cuentas por lo sucedido.
La marcho tuvo como origen la plaza de Kahramana y, entre fuertes medidas de seguridad, se dirigió hasta el lugar del atentado, que en el momento del ataque estaba lleno de personas al ser una zona comercial, donde los habitantes consumen a esas horas de la noche durante el periodo de Ramadán.
Algunos de los vecinos, además, celebran funerales por sus familiares y amigos fallecidos, mientras que otros confían en que se recuperen los cuerpos de sus parientes fallecidos entre los escombros.
'La tristeza impera en Al Karrada, ya que hay funerales en cada sitio. Las procesiones de los entierros prosiguen desde ayer y todavía se desconoce la suerte corrida por muchas personas', señaló a Efe Abu Ali al Ameri, vecino de la localidad.
Por ello, los asistentes a la marcha pidieron a las autoridades intensificar la búsqueda de los desaparecidos.
La ira mostrada hoy también quedó ayer patente durante la visita a la zona de Al Abadi, a quien lanzaron piedras e incluso zapatos, una gran ofensa en el mundo árabe.
El atentado del domingo, perpetrado con una camioneta bomba en el distrito comercial de Al Karrada y reivindicado por el EI, es el ataque individual más mortífero registrado este año en Irak.
El EI asumió ayer la autoría del atentado en un comunicado firmado por su filial en la capital iraquí, Wilayat Bagdad (Provincia de Bagdad), y difundido en las redes sociales, en el que aseguró que el objetivo eran los chiíes.