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Entre las primeras medidas anunciadas por el Gobierno del presidente interino de Brasil, Michel Temer, está recortar al menos 4.000 empleos públicos como herramienta para reducir los gastos y aumentar la eficacia, anunciaron ayer fuentes oficiales. 

'La meta es que, para el 31 de diciembre de este año tengamos 4,000 cargos públicos menos de los que teníamos el 1 de enero', afirmó el ministro de Planificación, Romero Jucá, en la rueda de prensa posterior a la primera reunión del nuevo Gabinete.

Temer, asumió las riendas del país, compuso su gabinete y plantó con celeridad su bandera en el Palacio presidencial de Planalto, que la víspera abandonó la mandataria Dilma Rousseff y en el que ayer reunió por primera vez a sus ministros.

Temer trabaja a contrarreloj para marcar su territorio en Planalto después de 13 años de comando del Partido de Trabajadores, al que pertenecen Rousseff y su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva.

El mandatario llegó al poder de la noche a la mañana, sin transición y con una antecesora que le acusa de 'traición' por haber articulado un 'golpe de Estado' travestido de 'impeachment' cuando aún era su vicepresidente.

El equipo de Temer todavía está acomodándose en sus nuevas instalaciones y la víspera dio muestra de su condición de principiante durante la toma de posesión de los ministros, que registró algunos incidentes propios de novatos.

Sin un protocolo muy definido, los ministros se aglomeraron detrás de Temer, que también estuvo respaldado por algunos de los congresistas que maniobraron a favor de la apertura del proceso legislativo contra Rousseff.

No faltó el excandidato presidencial y senador Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), un histórico adversario de Rousseff y ahora aliado de Temer.

Mientras los escuderos de Temer buscaban una foto cerca del nuevo presidente, una multitud de periodistas peleaba por un espacio y clamaba contra la organización del acto, que se llenó de familiares y amigos, de selfies y aplausos.

'Tranquilos, que esto no será como con el PT', afirmó una asesora al ver la indignación de algunos profesionales de la información.

La frase refleja el deseo del nuevo Gobierno de desmarcarse del Ejecutivo de Rousseff, que la víspera fue apartada de su cargo por el Senado con el fin de iniciar un juicio político con miras a su destitución.

Temer saltó al terreno de juego horas después de que Rousseff fuera suspendida de la Presidencia con la intención de dar un mensaje de 'confianza a los mercados' y ya ha comenzado a colocar a sus cargos de confianza.

El presidente interino no dio descanso a sus recién nombrados ministros y ayer organizó la primera reunión con los miembros de su gabinete para trazar las líneas maestras del que será su Gobierno.

Con su atención centrada en la economía, Temer decidió ayer colocar a su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, ante los medios de comunicación y fue el primer miembro de su gabinete en conceder una rueda de prensa.

Meirelles, un exbanquero de Wall Street y jefe del Banco Central durante el Gobierno de Lula da Silva, se comprometió a tomar 'importantes medidas económicas de ajuste' para subsanar las maltrechas cuentas públicas, pero declinó realizar todavía anuncios concretos.

A seis kilómetros de distancia, Rousseff continúa atrincherada en el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial de la Presidencia que aún conserva, donde recibió a un grupo de corresponsales extranjeros y alertó de los riesgos de que Brasil tenga un 'Gobierno ilegítimo'.

Rousseff se mostró convencida de que será absuelta durante el juicio político, que durará un máximo de seis meses, y de que así recuperará el poder.

No obstante, en caso de que el Senado decida destituirla, Temer ocupará su silla hasta el 1 de enero de 2019.

No haré milagros. El presidente interino de Brasil, Michel Temer, admitió que no podrá 'hacer milagros en dos años', dando por sentado que Dilma Rousseff será destituida al final del juicio político que enfrenta y por el que fue suspendida de sus funciones este jueves.

'Quiero que al dejar la Presidencia, me miren y digan por lo menos: ese sujeto arregló el país', dijo Temer en una entrevista concedida ayer a la revista Época.

Temer aseguró que tanto él como sus ministros están 'imbuidos de un sentido de urgencia' para adoptar las medidas necesarias para sacar al país de la recesión.

'No es porque es imposible hacer milagros que no se deben establecer metas ambiciosas, como las que delineé. Es posible hacer mucho, no tengo duda. Y si no hubiera ambición, ¿cuál es el propósito de intentarlo?', comentó.

El nuevo presidente manifestó que tiene 'plena confianza' en su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, y le dará 'autonomía' para aplicar 'los ajustes necesarios'.

En la entrevista también aseguró que aún no ha asimilado el hecho de haber llegado a la Presidencia, aunque está 'acostumbrado a la presión, a situaciones difíciles, a crisis'.

'Trabajaré de domingo a domingo, de día y de noche, para cumplir las expectativas del pueblo brasileño', afirmó. Temer también afirmó que Brasil necesita 'cambiar la cultura política del país', para acabar con 'la profunda falta de respeto por las leyes y las instituciones'.

Rousseff cree en su regreso

Un día después de ser suspendida de su cargo, Dilma Rousseff se mostró convencida de que probará su inocencia, será absuelta y recuperará el poder que ejerce Michel Temer, a cuyo Gobierno calificó de 'ilegítimo'.

Rousseff recibió a un grupo de corresponsales extranjeros en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia que aún conserva, y dijo que durante los 180 días que pueden durar el juicio político y su suspensión se concentrará en su defensa. Si lograra convencer al Senado de su inocencia y fuera absuelta, recuperaría su cargo al finalizar el proceso, pero si resultara sustituida, Temer completaría el mandato hasta el 1 de enero de 2019.

Sobre su propia vida, admitió que ahora dispondrá de algo más de tiempo para asuntos personales que sus funciones la obligaban a dejar de lado

Un gabinete sin mujeres

Michel Temer anunció el jueves un gabinete, en el que todos sus integrantes son hombres y de tez clara, decisión que Rousseff consideró como una clara imagen de lo que será su gestión en el país. La primera mujer elegida para gobernar Brasil, Dilma Rousseff, lamentó que después de mucho tiempo 'no haya en el Gobierno brasileño ni mujeres ni negros. Hay un problema de representatividad, sobre todo en relación a las mujeres, que suponen más del 50 % de la población del país', explicó.'Las mujeres son parte fundamental para la democracia en Brasil', agregó Rousseff, que también cree en que hay discriminación y racismo hacia la población negra.

Además de la mandataria, personajes de la política y la educación manifestaron su posición frente a esta temática. Mauricio Santoro, politólogo de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, manifestó a BBC Mundo que el nuevo gabinete de Temer 'es un retroceso muy grande'. Por su parte, Ricardo Berzoini, ministro de la secretaría de Gobierno de Brasil, afirma que 'es un retrato de la falta de respeto hacia la mujer'. Estas declaraciones se deben a que desde 1979, año en que Ernesto Geisel dejó la presidencia, el país no había tenido un Gobierno sin cuota femenina. Seis mujeres, entre 39 ministros, fueron parte del gabinete de Rousseff, razón por la que se ha abierto el debate en Brasil sobre el posible machismo o sexismo en el gobierno del país que ahora solo cuenta con ministros hombres. En adición, Santoro considera que esta decisión es 'una falta de relaciones del grupo político que llegó al poder con Temer con los movimientos sociales en Brasil'. 'Estoy orgullosa de ser la primera mujer elegida presidente de Brasil', dijo Rousseff al despedirse de su mandato. La situación política de Brasil continuará dando de qué hablar, luego de las fuertes afirmaciones tanto de Rousseff como de Temer sobre el futuro de este país.