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Los senadores de Brasil están lejos de poner fin al debate sobre la apertura de juicio político a la presidenta del país, Dilma Rousseff.

Más de 16 horas después del inicio de la sesión el miércoles por la mañana, a la 01:30 de la madrugada intervino el senador número 50 de los 71 que solicitaron la palabra.

La sala sigue llena, aunque muchos puestos están ocupados por asistentes en lugar de por senadores. Los de mayor edad salieron para descansar y sus equipos les avisan cuando se acerca el momento de su intervención.

El presidente de la Cámara, Renan Calheiros, esperaba que la votación sobre el impeachment tuviera lugar a última hora del miércoles. Ahora prevé que se celebre en torno a las 06:00 de la mañana (1000 GMT).

Si una mayoría simple de los 81 senadores vota a favor, Rousseff será suspendida del cargo mientras se realiza el juicio. El vicepresidente Michel Temer ocupará su puesto por hasta seis meses pendiente de si el proceso en el Senado resulta en su destitución permanente.

Aunque el proceso se basó en acusaciones de que la primera presidenta de Brasil violó leyes fiscales, ahora se transformado en una suerte de referéndum sobre Rousseff y su gestión al frente del país los últimos seis años. Brasil está sumido en su peor recesión en décadas y un vasto escándalo de corrupción centrado en la petrolera estatal salpica a las élites. Rousseff niega haber cometido delito alguno.