Indonesia se encuentra hoy en 'alerta máxima' tras el ataque múltiple en el que murieron siete personas este jueves en Yakarta y que fue reivindicado por el Estado Islámico (EI), que pretende instalar un 'califato regional' en el país con mayor población musulmana del mundo.
El portavoz de la Policía, Anton Charliyan, aseveró que se han incrementado las medidas de seguridad, incluida la turística isla de Bali, y se ha emprendido una extensa investigación de grupos y personas relacionadas con la organización yihadista.
Los agentes interrogaron a tres sospechosos que fueron liberados tras ser interrogados, al no encontrarse ninguna vinculación con los atentados, en los que murieron dos civiles y cinco asaltantes y resultaron heridas más una veintena de personas.
Los tres sospechosos, arrestados mientras dormían a primera hora en una vivienda del suburbio de Depok, en el sur de la capital indonesia, fueron puestos en libertad a pesar de tratarse de un fabricante de bombas, un experto en armas y un predicador, según informó al canal Metro TV el jefe policial de ese barrio.
Yakarta intentaba entretanto recuperar la normalidad, mientras las autoridades estudian medidas para aumentar la cooperación regional para mejorar su lucha contra el EI, que es la primera vez que realiza un ataque en Indonesia.
Luhut Pandjaitan, el responsable de seguridad del Gobierno indonesio, apuntó que se ha puesto en contacto con miembros del Parlamento para realizar una reforma legislativa que permita las detenciones preventivas.
Varios expertos aseguraron que el atentado fue pobremente planeado y que los asaltantes eran inexpertos, pero en diciembre el fiscal general de Australia, George Brandis, alertó de que el EI persigue establecer en Indonesia un 'califato regional', vinculado al que proclamó en Oriente Próximo en 2014.
Brandis realizó las declaraciones tras la detención de varios presuntos yihadistas del EI que planeaban atentar en el archipiélago del Sudeste Asiático en las celebraciones del Fin de Año y cuyo arresto fue posible gracias a una operación policial internacional, en la que participó Australia.
El asalto de ayer en una céntrica zona de Yakarta, donde se encuentran varios hoteles y restaurantes frecuentados por extranjeros, comenzó a media mañana, con una primera deflagración delante de un local de la cadena Starbucks, cerca de un puesto de policía, que dio inicio a un intenso tiroteo seguido por otra explosión.
El intercambio de disparos continuó en un cine situado en el centro comercial Sarinah, donde se atrincheraron varios atacantes.
Según la Policía, tres de los asaltantes murieron en el intercambio de disparos con la Policía mientras que otros dos lo hicieron al detonar las bombas que llevaban encima delante del puesto de la Policía.
Los agentes confirmaron que en la acción murieron dos civiles, un indonesio y un canadiense, lo que corroboró más tarde el Gobierno.
Según el experto indio en terrorismo internacional Rohan Gunaratna, la Policía indonesia reaccionó con 'eficiencia' ante el ataque, aunque falló en identificar con anterioridad la célula tras las detenciones en diciembre.
Gunaratna afirmó que los terroristas trataron de emular los ataques de París el pasado noviembre y propuso medidas más drásticas contra los grupos legales en Indonesia que apoyan al EI.
'Estos grupos incluso se manifiestan con pancartas del EI. El Gobierno tiene que cortar esto de raíz', dijo a Efe el experto, quien precisó que son una minoría peligrosa en un país donde la mayoría de la población profesa un Islam moderado.
Indonesia, donde un 88 por ciento de sus 250 millones de habitantes profesan el islamismo, sufrió entre 2000 y 2009 varios atentados perpetrados por la Yemma Islamiya, considerado el brazo de Al Qaeda en el Sudeste Asiático y aliado del EI.
El ataque de mayor envergadura ocurrió en 2002 en la isla de Bali, cuando la explosión coordinada de varias bombas en una discoteca de la turística localidad de Kuta causó 202 muertos, en su mayoría visitantes australianos.