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Madrid. España se levantó el lunes ante un panorama inédito. Por primera vez desde la restauración de la democracia hace casi 40 años, ningún partido ha ganado una mayoría suficiente para formar un gobierno en solitario estable. Las elecciones parlamentarias del domingo confirmaron el anunciado declive del bipartidismo, la alternancia en el poder de conservadores y socialistas que se había venido produciendo en las últimas décadas. El voto conjunto del Partido Popular (PP) y del Partido Socialista (PSOE) bajó del 73% de hace cuatro años al 50% debido a la irrupción en la cámara de dos fuerzas nuevas, Podemos (20,6%) y Ciudadanos (14%).

Le faltan socios al PP

Los conservadores del presidente Mariano Rajoy perdieron doce puntos y la mayoría absoluta lograda en 2011, pero siguen siendo la fuerza más votada y con más diputados en el Congreso (123). 'Intentaré formar un gobierno estable', dijo Rajoy en la noche electoral. El escepticismo que se desprende de sus palabras es justificado, ya que al PP le faltan socios. Aún sumando los 40 escaños del liberal Ciudadanos, la pareja más obvia para los conservadores, los dos partidos se quedarían a 13 diputados de la mayoría absoluta de 176.

Una alternativa que pasaría por PSOE y Podemos tampoco se antoja fácil. Ciudadanos rechaza pactar con Podemos, por lo cual tendrían que sumar algunas fuerzas nacionalistas, como Esquerra Republicana de Catalunya, uno de los partidos que defiende la independencia de esta parte de España. Podemos es el único de los grandes partidos que está a favor de celebrar un referéndum en Cataluña sobre la independencia. Pablo Iglesias, el flamante líder de Podemos, ha dejado claro que está en contra de la separación de los catalanes pero que respeta el supuesto derecho de autodeterminación. Gracias a esta política, Podemos ha sido el partido más votado en Cataluña (y también en el País Vasco).

Coqueteo a podemos

Esta defensa de un referéndum complica el acercamiento con el PSOE, que propone una reforma profunda de la Constitución para dar cabida a las reivindicaciones de los catalanes, pero que está en contra de una consulta. Iglesias se dirigió ayer directamente a los socialistas: 'Si no entienden que España es un país plural, entonces están entregando el poder a Rajoy', dijo en la sede del partido en Madrid. El mensaje va dirigido a los poderosos líderes regionales del PSOE, los llamados 'barones', sobre todo la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. En estas regiones rechazan rotundamente cualquier concesión a los catalanes –entre otras cosas– porque son los principales beneficiarios de un sistema de financiación que transfiere dinero de Cataluña, Madrid u otras regiones ricas a las más pobres.

Aunque Sánchez logró defender a duras penas la segunda posición para el PSOE, sale debilitado de las elecciones. El ‘aceptable’ resultado se debe sobre todo al éxito en la Andalucía comandada por Díaz, mientras en otras regiones importantes le fue mucho peor (en Madrid el PSOE quedó relegado al cuarto puesto). Esto naturalmente refuerza la posición de la líder socialista en Andalucía, que no comparte todas las ideas de renovación de Sánchez. Lo sabe también Pablo Iglesias. 'Los que mandan en el PSOE están buscando una gran coalición', vaticinó el líder de Podemos.

Un inusual pacto entre PP y PSOE es una opción, aunque tras el durísimo cruce de acusaciones e insultos durante un debate televisivo en la campaña parece difícil que pase por un acuerdo entre Rajoy y Sánchez. Pero los políticos españoles ahora tienen que aprender a pactar –algo que no hizo falta hasta ahora a nivel nacional–.

Ronda de contactos

El líder del Partido Popular (PP, centroderecha) y presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, anunció que va a mantener una ronda de contactos con otros partidos para explorar la formación de un nuevo gobierno que sea estable, tras la gran fragmentación surgida de las elecciones.

El jefe del Ejecutivo hizo estas declaraciones tras una reunión de la dirección de su partido en la que fueron analizados los resultados electorales del domingo.