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Argentina estará hasta las primeras horas de hoy en su segunda jornada de reflexión, como preparativos de las elecciones presidenciales, las más ajustadas de la última etapa democrática del país por la posibilidad abierta de una segunda vuelta.

Unos 32 millones de argentinos están llamados a las urnas para elegir presidente y vicepresidente, renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, además de votar por primera vez a los parlamentarios del Mercosur y elegir gobernadores en once provincias.

Las últimas encuestas hechas públicas antes de la veda electoral apuntan como favorito al oficialista Daniel Scioli, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, seguido del conservador Mauricio Macri, alcalde de la capital argentina, y el peronista disidente Sergio Massa.

Les siguen los tres candidatos restantes: la progresista Margarita Stolbizer, el expresidente Adolfo Rodríguez Saa y Fernando del Caño, del Frente de Izquierda.

Pero los sondeos no descartan que, por primera vez en la historia del país, haya que recurrir a una segunda vuelta, el 22 de noviembre, porque ninguno de los candidatos alcance el 45 % necesario o el 40 % y 10 puntos de ventaja necesarios para proclamarse ganador mañana.

En medio de este escenario de incertidumbre, y en un intento de disipar el fantasma del fraude, denunciado en recientes convocatorias electorales provinciales, las autoridades electorales han llamado a la responsabilidad de los candidatos y los partidos y han pedido prudencia y paciencia.

Serán las elecciones más vigiladas por la oposición, que en los últimos días se ha volcado en convocar a sus militantes para que se sumen a fiscalizar las mesas electorales.

Fuentes del Comando General Electoral, dependiente del Ministerio de Defensa, explicaron que se ha organizado la vigilancia de los más de 13.000 locales donde funcionarán las mesas receptoras de votos.