Washington. Estados Unidos hará una 'investigación completa' para aclarar lo ocurrido en la ciudad afgana de Kunduz, donde presuntamente aviación estadounidense bombardeó este sábado un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) causando la muerte de al menos 12 miembros de su personal y 7 pacientes.
El jefe del Pentágono, Ashton Carter, aseguró este sábado no poder confirmar los detalles del suceso, pero indicó que se llevará a cabo 'una investigación completa' en colaboración con las autoridades afganas para averiguarlo.
'La zona ha sido escenario de intensos combates de los últimos días. Las fuerzas estadounidenses en apoyo de las Fuerzas de Seguridad afganas estaban operando cerca, al igual que los combatientes talibanes', añadió el jefe del Pentágono.
'Aunque todavía estamos tratando de determinar exactamente lo que pasó, quiero expresar mis pensamientos y oraciones a todos los afectados', dijo Carter, quien agregó que Estados Unidos continuará trabajando con sus socios afganos para poner fin a la violencia que vive Kunduz.
Las imágenes difundidas tras el ataque, en el que murieron también una decena de terroristas, mostraban parte del austero centro sanitario de planta baja calcinado por las llamas, mientras los supervivientes se amontonaban en las zonas que no habían sido dañadas.
Por su parte, el coronel del Ejército estadounidense Brian Tribus, portavoz de las fuerzas de EE.UU. en Afganistán, confirmó en un comunicado que llevaron a cabo un ataque aéreo en Kunduz a las 02.15 hora local, momento en que MSF asegura que comenzaron los bombardeos.
Según Tribus, el ataque estaba dirigido 'contra individuos que amenazan a las fuerzas' estadounidenses, y que el ataque 'pudo haber causado daños colaterales a un centro médico cercano'.
'El bombardeo continuó durante más de 30 minutos después de que las autoridades militares estadounidenses y afganas fueran informadas en Kabul y Washington', denunció MSF, que aclaró que todas las partes en conflicto conocían sus coordenadas exactas.
El hospital, el único con servicios de traumatología y cirugía en toda la región y en el que trabajaban 80 miembros de MSF, atendía a un centenar de pacientes en el momento del bombardeo que dejó 'parcialmente destruido' el recinto, según la ONG.
Además de los 19 civiles fallecidos, el bombardeo dejó 37 heridos, 16 de ellos pacientes, y 19 miembros de MFS, de los cuales cinco se encuentran en estado crítico, según el balance provisional de la organización.
Por su parte, la Organización de Naciones Unidas (ONU) consideró que si un tribunal estableciera que el ataque de hoy fue deliberado, este constituiría un crimen de guerra.
'La gravedad de este incidente se refuerza por el hecho de que, si fuera considerado como deliberado por una corte de justicia, el bombardeo de un hospital puede ser un crimen de guerra', dijo el responsable de derechos humanos de la ONU, Zeid Ra'ad Al Hussein.
El alto comisionado señaló que este hecho es 'trágico, inexcusable y posiblemente criminal'.
El Gobierno afgano ha admitido el ataque contra el centro médico, pero lo ha justificado señalando que allí se ocultaban miembros del grupo de los talibanes, que recientemente tomaron el control de Kunduz y que ahora afrontan una contraofesiva del ejército apoyado por Estados Unidos.
'Fue terrible ver la pérdida de vidas de médicos de MSF (por el bombardeo), pero lamentablemente los terroristas decidieron ocultarse en el hospital', afirmó el portavoz del Ministerio del Interior afgano, Seddiq Seddiqi, en una rueda de prensa en Kabul.
El bombardeo se produjo en el marco de la toma de Kunduz el pasado lunes por los talibanes, la victoria más importante de los insurgentes desde que fueron sacados del poder en 2001, y la posterior reconquista el jueves de la ciudad por parte de las tropas afganas, con apoyo aéreo estadounidense.