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La Legislatura de Nebraska (EEUU) tiene previsto decidir hoy si convierte a ese estado en el número 19 en abolir la pena de muerte en el país con una votación que requiere el apoyo de 30 de los 49 senadores y cuyo resultado es incierto por la oposición ejercida por su gobernador, Pete Ricketts.

La iniciativa ya fue aprobada la semana pasada con 32 votos a favor y 15 en contra, pero el gobernador, que debe promulgar todas las leyes, la vetó provocando su regreso al legislativo.

Además, Ricketts, firme partidario de la pena capital, inició una campaña pública de presión para convencer a los senadores, en su mayoría conservadores, de que cambien el sentido de su voto y apoyen la continuidad de las ejecuciones.

'La Legislatura está desconectada de los ciudadanos de Nebraska', dijo Ricketts, quien animó a los partidarios de la pena de muerte a persuadir con llamadas a los senadores, algunos de los cuales han recibido amenazas contra ellos y sus familias.

De hecho, uno de los senadores que abogaron por la abolición en las anteriores votaciones, Jerry Johnson, ya ha anunciado que ahora se opondrá a ella.

'Tenemos a diez presos en el corredor de la muerte, no son centenares. Usamos la pena de muerte con prudencia y por lo tanto necesitamos conservarla. Insto a todos los senadores a que mantengan mi veto', agregó el gobernador.

De ser finalmente aprobada, la ley no tendría carácter retroactivo, por lo que no afectaría a los diez presos que actualmente están en el corredor de la muerte.

Nebraska tenía once reos esperando su ejecución, pero uno de ellos murió este domingo en la cárcel a los 66 años tras pasar media vida entre rejas.

La pena capital ya ha sido abolida en 18 de los 50 estados y en otra decena rigen moratorias, por lo que no se aplican ejecuciones.

Los últimos en abolirla fueron Maryland (2013), Connecticut (2012), Illinois (2011), Nuevo México (2009) y Nueva York y Nueva Jersey en 2007, todos ellos considerados progresistas o moderados.