La desclasificación de la biblioteca y documentos personales de Osama bin Laden permite una mirada a la gestión de una multinacional yihadista de un hombre obsesionado con matar infieles, pero también de uno francófilo con pretensiones de erudito, un aficionado de la pseudociencia o un marido enamorado.
La desclasificación por parte de la Oficina del Director de Inteligencia de Estados Unidos de más de un centenar de documentos hallados por las fuerzas de élite estadounidenses Navy Seal en la guarida de Bin Laden en Abbottabad (Pakistán) revela las muchas facetas de un terrorista que, sobre todo, disponía de mucho tiempo.
En la biblioteca de Bin Laden, abatido a tiros por los Navy Seal en mayo de 2011, destacaban los títulos sobre el dominio geopolítico estadounidense, de teoría de las relaciones internacionales, historia de la guerra o derecho internacional.
El líder de Al Qaeda, recluido en ese escondite desde 2006, tuvo tiempo de amasar una importante colección de consulta, incluida una rara edición del ensayo de Charles R. Haines del siglo XIX sobre cristiandad e Islam en España entre 756 y 1031.
Pero la mayor pasión de Bin Laden parece que fueron los estudios de historia política y económica francesa, de los que acumuló cerca de una veintena de publicaciones y documentos.
Hasta ahora, se desconocía el afán francófilo del terrorista más buscado de la historia, pero el saudí acumulaba tratados sobre agua, gestión de residuos radiactivos, censos territoriales o desigualdad social en Francia.
Incluso se encontró el formulario necesario para enviar artículos a la publicación académica 'French Culture, Politics, and Society Journal', aunque se desconoce si el francófilo Bin Laden tenía previsto rebatir o compartir su extenso conocimiento sobre la historia de Francia con la comunidad investigadora.
Pero lo que aparentemente ocupaba más el tiempo de Bin Laden era el día a día de Al Qaeda; la financiación, las alianzas internacionales, el reclutamiento y los ataques contra intereses estadounidenses.
En un gran número de misivas, Bin Laden habla de su miedo a los ataques con drones (aviones no tripulados), a que Estados Unidos espíe las comunicaciones por correo electrónico o la dificultad de batir al más moderno ejército del mundo, para lo cual auguraba una larga batalla con tácticas terroristas y bombas suicidas.
Entre los documentos más interesantes extraídos de la morada clandestina de Bin Laden destaca un solicitud llena de formalidades para reclutar a yihadistas y terroristas suicidas.
Para sumarse a Al Qaeda había que rellenar un formulario con letras claras y legibles, incluir la dirección postal, cuánto tiempo se deseaba estar en la tierra de la yihad y si se deseaba ejecutar una operación suicida.
Por esa razón, no es raro que la última pregunta del formulario de ingreso fuera: '¿A quién deseas que contactemos en caso de convertirte en mártir?'.
Entre los documentos revelados hoy, días después de publicarse un artículo de investigación del conocido periodista Seymour Hersh que contradecía la historia oficial de la muerte de Bin Laden, también hay una carta del líder terrorista a una de sus tres esposas en la que expresa su última voluntad, firmada el 15 de agosto de 2008.
A la manzana de mis ojos, la cosa más preciosa de este mundo, la que llena de amor mi corazón le pide que case a sus hijas con muyahidines y, si eso no es posible, con buena gente.
Para su hijo Osama dispone que cuando alcance la mayoría de edad se le envíe a la batalla por la yihad, revelando el lado privado y familiar del cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el mayor ataque terrorista de la historia estadounidense.