Los combates han vuelto al este de Ucrania tras más de un mes de relativa calma, mientras diplomáticos se reunieron este lunes en Berlín para discutir la crisis.
El conflicto armado entre los rebeldes respaldados por Rusia y las fuerzas del gobierno de Kiev ha matado a más de 6.000 personas pero se había reducido en gran medida desde el alto el fuego anunciado en febrero y la retirada de al menos parte de la artillería pesada.
Observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) dijeron el domingo que su misión fue testigo de un intenso combate en el que se emplearon tanques, artillería pesada, lanzagranadas y fuego de mortero en el norte del bastión rebelde de Donetsk.
Solo el domingo, la OSCE registró al menos 1.166 explosiones, provocadas en su mayoría por ataques con bombas de artillería y mortero en el norte de Donetsk además de en sus afueras, incluyendo el aeropuerto, ahora arrasado por los combates.
La organización informó también de intenso fuero de mortero en las afueras de Shyrokyne, en el mar de Azov, y agregó que a sus representantes se les prohibió el acceso a la localidad en varias ocasiones el domingo.
Disparos de mortero pudieron escucharse también por la noche y la mañana del lunes en el centro de Donetsk.
Responsables de política exterior de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania se reúnen más tarde el lunes para discutir la crisis en Ucrania.
En un indicio de la reanudación de las hostilidades en la región, la agencia de noticias rebelde Donetsk informó el lunes de que el número de combatientes heridos se triplicó durante el fin de semana en comparación con semanas anteriores.