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Un impresionante dispositivo técnico y humano desafió a la montaña y al clima para acceder a la zona de los Alpes franceses donde desde el pasado martes se encuentran los cuerpos sin vida de los tripulantes del avión que se estrelló cuando cubría el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf.

Nueve helicópteros se relevaron, sin tregua, durante todo el día para llevar hasta la zona a militares, investigadores y forenses, en un auténtico 'puente aéreo' que solo se detuvo con la caída de la noche.

En el lugar trabajan 400 gendarmes y militares, 300 bomberos y muchos investigadores.

Al cierre de esta edición, la vía aérea era la única disponible para llegar a la zona montañosa donde los restos del avión, prácticamente pulverizados, se extienden en un área de cuatro hectáreas, al igual que los cuerpos de los 150 ocupantes del vuelo de la compañía Germanwings, todos ellos fallecidos.

Los gendarmes tratan también de establecer una vía terrestre, pero las condiciones del suelo y el clima juegan en su contra. El terreno escarpado hace prácticamente imposible que se allane el camino para la llegada de vehículos.

De lo contrario, hacen falta muchas horas de duro camino en un terreno húmedo y resbaladizo, solo propicio para los especialistas.

Otra de las prioridades es hallar la segunda caja negra, la que graba los datos del vuelo, de la que encontraron la carcasa pero no su contenido. La primera, hallada ayer, tiene las conversaciones de la cabina, que están ya en posesión del BEA (ver nota anexa).

También comienzan a identificar los restos de algunos de los fallecidos, aunque por el momento estos serán trasladados del lugar del accidente en los próximos días.

'Se lo debemos a las víctimas', afirmó el presidente francés, François Hollande, que visitó la zona junto con los jefes de Gobierno de Alemania, Ángela Merkel, y de España, Mariano Rajoy, los dos países más afectados por la catástrofe.

Hollande destacó la solidaridad de los vecinos del normalmente apacible valle del Ubaye, que en esta época del año no está habituado a recibir tantos visitantes.

Sus habitantes viven entre la desazón del accidente y el deseo de ayudar. Muchos son los que se dicen listos para recibir en sus hogares a las familias de los fallecidos, que tienen previsto llegar a partir de hoy en dos vuelos dispuestos por Lufthansa, propietaria de Germanwings, uno desde Barcelona y otro desde Düsseldorf.

Se esperan a unas 400 personas en el lugar. Una capilla ardiente ha sido instalada en un colegio cercano al lugar de la catástrofe para que los familiares puedan velar a sus seres queridos.

También fue habilitado otro colegio para acoger a 800 personas y los municipios también han puesto a su disposición otros albergues. Traductores y personal sanitario prestarán ayuda. Efe