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El primer ministro de Israel y líder del partido derechista Likud, Benjamín Netanyahu, continuará al frente del ejecutivo tras las elecciones celebradas ayer, a juzgar por los resultados del escrutinio facilitados por la Comisión Electoral Central.

Con el 94 % escrutado, el Likud, con 30 escaños, aventaja en 6 a la coalición de centroizquierda Campo Sionista.

Dada la gran fragmentación del Parlamento israelí, que consta de 120 diputados, para formar gobierno se requiere el apoyo de al menos 61 de ellos, que suponen la mayoría absoluta.

Sobre la eventual coalición de Gobierno, el ex ministro israelí de Exteriores y número 6 en la lista del Likud, Silván Shalom, explicó que lo más probable es que esté integrada por el Likud y las formaciones ultranacionalistas Hogar Judío e Israel Beitenu, que obtienen 8 y 6, respectivamente.

Además incluiría a los partidos ultraortodoxos Shas, con 7; Judaísmo Unido de la Torá, con 7, y el centroderechista Kulanu, con 10.

En total, Netanyahu disfrutaría de una holgada mayoría de 68 diputados, todos ellos de la esfera política derechista y religiosa, mucho más homogénea que la que ha tenido hasta ahora, y por tanto en principio más estable.

En una comparecencia ante sus seguidores en Tel Aviv, Netanyahu defendió la necesidad de formar un gobierno 'fuerte y estable' con todas las formaciones de derechas.

Netanyahu dijo haber hablado ayer con todos los líderes del campo nacional a los que instó a unirse a él y 'formar un gobierno sin más dilaciones'.

'La realidad no nos da descanso y la ciudadanía espera de nosotros que formemos un liderazgo responsable que trabaje para ella y así lo haremos', afirmó el primer ministro, quien incidió en la necesidad de formar un gobierno 'que se preocupe por la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos de Israel'. Efe