Nigeria es el país más poblado de África. Su población alcanza 174 millones de habitantes. Comparten el territorio cerca de 350 grupos étnicos que hablan 250 lenguas. Es una de las principales potencias mundiales en producción y exportación de petróleo concentrado en el sur del país.
Nigeria está dividida, casi por la mitad, en dos grandes grupos religiosos: cristianos, que viven principalmente en el sur y centro del país; y musulmanes, que viven en el norte y suroeste de la nación. Coexisten, también, algunas religiones de las tribus nativas.
En la parte sur y centro del país se concentra la mayor parte de la actividad económica de Nigeria, incluyendo el petróleo. En consecuencia, también se concentra el poder político en esta parte de la nación. Utilizando las inmensas ganancias petroleras, la élite económica y política del sur del país sustenta a la élite musulmana en el norte. Esta situación hace pensar a sectores antigubernamentales del norte musulmán que no son tenidos en cuenta en la toma de decisiones importantes para la nación y para su región en especial.
El norte musulmán es una de las zonas más deprimidas y olvidadas de Nigeria. Las tensiones interreligiosas no se hacen esperar y es caldo de cultivo para la aparición de toda índole de grupos extremistas.
Uno de esos grupos nació en el año 2002 en Maiduguri, capital del estado norteño de Borno. Su fundador fue el clérigo integrista islámico Mohammed Yusuf. La meta del movimiento es el establecimiento de una sociedad islámica en toda Nigeria. La secta se hace llamar Jama'atu Ahlis Sunna Lidda'awati Wal-Jihad, personas comprometidas con la propagación de las enseñanzas del profeta y la Jihad; pero, popularmente se conoce como Boko Haram, -'La educación occidental es un pecado o está prohibida'-, cuya meta principal es la posibilidad de crear otro Califato.
Antes de 2009, Boko Haram no buscaba el derrocamiento violento del gobierno central, pero la brutalidad policial, el asesinato de más de 800 personas que protestaban en contra de la implementación de una ley sobre el uso de cascos por motociclistas, y la ejecución televisada de su líder, Mohammed Yusuf y otros compañeros, obligó a que Boko Haram se radicalizara y cayera bajo la influencia de Al-Qaeda. Así, llevó a cabo actos de violencia en todo el territorio nacional.
Según algunos analistas, Boko Haram está dividida en dos tendencias: la original, que insiste en seguir sus actividades en el país; y otra, que clama por tener influencia a nivel regional. De hecho, ya ha realizado actos como el secuestro de la esposa del primer ministro de Camerún en julio de 2014.
Internacionalmente se considera a Boko Haram como una organización terrorista, ligada a Al-Qaeda. Así lo declaró Estados Unidos en 2013; pero, muchos analistas, entre ellos el nigeriano Chris Ngwodo, la consideran un 'resultado de décadas de mal gobierno, de delincuencia de las élites, que finalmente maduraron el caos'.
Boko Haram alcanzó repercusión mundial cuando secuestró, en la noche del 14 al 15 de abril de 2014, a 276 niñas adolescentes de una escuela pública secundaria en el pueblo de Chibok, estado norteño de Borno. Este acto fue perpetrado, según voceros de la temible organización, para mostrar la oposición a la educación occidental en Nigeria y el mundo, pues, según ellos, se trata de un adoctrinamiento que aleja a las personas del modo de vida islámico.
Boko Haram forma parte de las organizaciones extremistas venidas al mundo como resultado de las políticas equivocadas de occidente al tratar de 'llevar la democracia' a los países mayoritariamente musulmanes. Y en algunos casos, como Afganistán e Iraq, por la fuerza y sin tener en cuenta la forma de pensar, costumbres y tradiciones milenarias.
El lobo feroz
Sí, muchos le temen a Boko Haram y lo ven, desde Occidente, como el lobo feroz de la fábula que, finalmente, será burlado por los tres cerditos. Sin embargo, para otros constituye un serio peligro para la estabilidad mundial. Hay explicaciones e hipótesis, por supuesto: Por ser Nigeria el principal productor y exportador de petróleo de África y una de las reservas petroleras del mundo, juega un papel muy importante en esta nueva fase de la guerra fría entre los Estados Unidos y China.
Especial atención presta Estados Unidos a la penetración China en toda África y, particularmente, en el sector petrolero de Nigeria. No son del agrado de Washington las inversiones chinas en dólares americanos en África, a bajos costos para los países receptores y con construcción de infraestructuras como carreteras, puertos, aeropuertos, plantas eléctricas, etc.
No sería exagerado pensar que la aparición de movimientos político-religiosos como Boko Haram satisfaga a la Casa Blanca, pues le facilitaría crear caos en el país y, luego, solicitar la intervención de las Naciones Unidas y de la Otan con fuerzas 'pacificadoras'.