Al cumplirse este lunes seis meses de la desaparición del vuelo MH370 de Malaysia Airlines, sigue sin tenerse rastro alguno del aparato que transportaba 239 personas y que pudo estrellarse en algún punto del sur del océano Índico.
Australia, como país más próximo a la supuesta zona del accidente, y Malasia empezarán este mes una nueva fase de búsqueda submarina del aparato en un área de unos 60.000 kilómetros cuadrados y situada a unos 1.800 kilómetros al oeste de la ciudad australiana de Perth.
'Nuestro reto ahora es acotar un área prioritaria dentro de esta zona más extensa para iniciar la búsqueda con objeto de hallar el avión lo más pronto posible', expresó Judith Zielke, la directora interina del Centro de Coordinación de Agencias Conjuntas (JACC), la unidad que coordina la búsqueda, a la cadena australiana ABC.
El lugar donde se buscará está algo más al sur de donde se buscó en junio y julio.
La funcionaria explicó que nuevos análisis de las comunicaciones del avión, una a una estación terrestre y otra una llamada por satélite sin contestar de Malaysia Airlines, permiten pensar que el Boeing 777-200er 'giró al sur antes de lo previsto y viajó más al sur de lo que inicialmente se creyó'.
Pese al firme compromiso de Australia y Malasia por resolver uno de los mayores misterios de la aviación civil, el experto en aviación Geoffrey Thomas opinó que es posible que algunos objetos 'nunca se recuperen o se encuentren'.
El analista consideró probable que se localicen piezas grandes, como el cuerpo del aparato, pero en su opinión otras más pequeñas, como las cajas negras, han podido acabar en lugares inaccesibles del fondo oceánico.
La nueva fase de rastreo correrá a cargo de la empresa holandesa Fugro, especializada en este tipo de operaciones, y durará al menos doce meses.
Según Thomas, el terreno que toca examinar con equipos sonares arrastrados con cables de unos 10.000 metros de largo 'es un área traicionera' comparable a los Alpes suizos, porque presenta superficies submarinas de sedimentos y limo acumulados durante millones de años.
El director de la Oficina Australiana de Seguridad en el Transporte, Martin Dolan, comentó el fin de semana pasado que el operativo es 'complejo' porque no cuentan con las señales de las cajas negras, cuyas baterías se agotaron hace tiempo, ni pistas físicas, por lo que hay que evaluar mil posibles trayectorias.
Los expertos aún no saben con seguridad qué causó la tragedia, pero se cree que el avión cambió de rumbo 'en una acción deliberada' unos cuarenta minutos después de despegar de Kuala Lumpur rumbo a Pekín el 8 de marzo pasado.
A bordo del MH370 viajaban 153 chinos, 50 malasios (12 formaban la tripulación), siete indonesios, seis australianos, cinco indios, cuatro franceses, tres estadounidenses, dos neozelandeses, dos ucranianos, dos canadienses, un ruso, un holandés, un taiwanés y dos iraníes que embarcaron con pasaportes robados en Tailandia a un italiano y un austríaco.
Las investigaciones apuntan a que el avión voló con todas las personas a bordo inconscientes por la falta de oxigeno hasta quedarse sin combustible y precipitarse contra el mar, aunque en un principio se sopesó la posibilidad del atentado terrorista y en otro momento se sospechó de un secuestro con la complicidad del piloto del avión.
Seis meses después de la tragedia, los familiares de las víctimas aún buscan respuestas, y algunos conservan la esperanza de encontrar con vida a su ser querido.
Malaysia Airlines, que arrastraba problemas financieros, acumuló con este accidente pérdidas y recibió un golpe mortal en julio, cuando perdió otro avión con 298 personas en el este de Ucrania derribado por un misil de las fuerzas prorrusas.
El Gobierno de Malasia anunció a finales de agosto un plan económico para rescatar al aerolínea bandera del país.