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Israel se vistió ayer de luto por la muerte de su ex primer ministro Ariel Sharón, uno de los militares israelíes más laureados y uno de los políticos más controvertidos y a la vez populares, de la corta historia de este país.

'Ya está, se marchó. Se marchó cuando él lo decidió', fue la escueta notificación que hizo a los medios Guilad Sharón, el menor de sus dos hijos, al referirse a la larga agonía de su padre.

Sharón falleció a los 85 años de edad, tras permanecer en coma desde 2006 en el hospital Shiva de Tel Hashomer, localidad al este de Tel Aviv.

El director de la sección de rehabilitación de ese centro médico, Shlomo Noi, explicó que desde su ingreso seis meses después de sufrir un masivo derrame cerebral que le apartó de la jefatura del Gobierno, el diagnóstico del equipo médico era el de que estaba sumido un estado de 'conocimiento mínimo'.

En los últimos tres meses el estado del ex primer ministro se había deteriorado progresivamente y hace trece días se agravó de forma irreversible a raíz de una insuficiencia renal que afectó a otros órganos vitales.

'El Estado de Israel está de luto', resumió el nonagenario presidente israelí, Simón Peres, en una comparecencia al concluir la jornada del shabat.

Hijo de inmigrantes rusos, Ariel Sharón nació el 27 de febrero de 1928 en la comunidad agrícola de Kfar Malal, 16 kilómetros al norte de Tel Aviv. A los 14 años se unió a la Haganá, una unidad que fue precursora de las fuerzas de defensa del estado judío y comandó una brigada de infantería en la guerra de 1948.

Sharon fue uno de los líderes que más impacto tuvo en la historia de Israel, si no el que más. Fue un agricultor que tomó las armas, un soldado que se dedicó a la política, un político que alcanzó la estatura de un estadista, un israelí impetuoso que erigió asentamientos en territorios capturados por la fuerza y los destruyó cuando consideró que ya no eran útiles.

Durante toda su vida se opuso a hacer concesiones a los árabes, pero terminó cediendo territorios y ofreciéndoles a los palestinos un estado propio.

Como gobernante, al principio se dedicó a aplastar una revuelta palestina y luego dispuso la retirada de Gaza.

La retirada liberó a 1.300.000 palestinos del control militar israelí y dejó a sus sucesores un proyecto un tanto impreciso para lograr la paz con los árabes.

Sharon, a quien sus compatriotas llamaban 'Arik', participó en la mayoría de las guerras que libró su país, se hizo fama de ser un genio militar y fue uno de los abanderados de la campaña para establecer asentamientos en Cisjordania y la Franja de Gaza.

Detestaba a Yaser Arafat, el adversario de toda su vida, a quien consideraba un 'obstáculo para la paz'. A su vez, era detestado por todo el mundo árabe. Los israelíes lo consideraron un héroe de guerra. Para sus enemigos fue un criminal.

Como soldado, Sharon apeló a tácticas osadas y en algunas ocasiones se negó a acatar órdenes. Como político le decían la 'aplanadora', un hombre que ignoraba a sus detractores y lograba resultados.

Su tendencia a hacer las cosas por su propia cuenta marcó su segundo período como primer ministro. Impaciente por el estancamiento en las negociaciones de paz, optó por separar a Israel de los palestinos, cuya tasa de nacimientos era superior a la de los israelíes. Cedió Gaza, con sus 21 asentamientos judíos, y cuatro asentamientos de la Margen Occidental. Fue la primera vez que Israel se retiró de los territorios capturados en la Guerra de los Seis Días de 1967.

Esto, sumado a la construcción de una barrera de muros que erigió entre Israel y la Margen Occidental, hizo que muchos pensasen que su verdadera intención era dejar de lado las negociaciones con los palestinos.

Su momento más brillante como militar, según él mismo, se produjo en la Guerra de Yom Kipur en 1973, cuando al frente de 27.000 soldados hizo una osada incursión a territorio egipcio a través del Canal de Suez. Aisló a unidades egipcias y abrió las puertas a la victoria de Israel.