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Los buñuelos son un clásico irresistible para la Navidad, porque son extremamente deliciosos. Su origen se remonta a la mezcla cultural entre el maíz americano, la técnica de fritura africana y preparaciones europeas que, con el tiempo, dieron forma a estas esferas crocantes.

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Pero muchas veces no quedan como quisiera, porque pueden quedar duros, o muy blandos o no redondos. No se preocupe porque le presentaremos los trucos para que sus buñuelos salgan redonditos, dorados y con la textura ideal.

En diciembre se incrementa el consumo de buñuelos.

1. La masa

Si quiere un buñuelo perfecto, debe empezar por una buena masa. Lo ideal es amasar hasta obtener una mezcla homogénea, sin grumos y con una consistencia suave. La frescura también influye en el resultado, lo mejor es preparar la masa justo antes de freír, ya que dejarla reposar demasiado puede alterar la textura y arruinar el proceso.

2. La temperatura del aceite: ni muy caliente ni muy fría

Uno de los errores más comunes es calentar demasiado el aceite. Para que el buñuelo no se abra, no se queme o no quede aceitoso, la temperatura debe estar en un punto medio. Un truco sencillo consiste en poner primero una bolita pequeña de masa, si se va al fondo y luego sube lentamente sin romperse, el aceite está listo. Con unos 15 minutos de cocción bastará para lograr un buñuelo dorado y bien hecho.

3. El polvo para hornear

El esponjado típico del buñuelo se consigue gracias al polvo de hornear. Pero el exceso puede causar que se queme por fuera y quede crudo por dentro. Usar la medida exacta es clave para que la mezcla crezca de forma uniforme durante la fritura.

4. Si quedaron secos, hay solución

Si la textura final resulta demasiado seca, puede ajustar la receta usando harina de trigo en lugar de fécula de maíz. Esto le dará mayor crocancia y una cubierta más gruesa, aunque cambia levemente el resultado final. La cocina también es ensayo y error, y saber adaptar la mezcla te salvará más de una vez.