Por la pandemia, las personas temían viajar en avión por la poca distancia que se tiene entre pasajeros. Es ahí donde el trabajo de Wilson Casas cobra mayor sentido en el diseño de los aviones de Airbus, una de las empresas de aviación más grandes del mundo. El barranquillero se encarga, junto a su equipo, del diseño, rendimiento, confiabilidad y seguridad de los sistemas y equipos relacionados con la generación de aire para aviones.
Nacido en la ciudad que fue la cuna de la aviación en Colombia, Wilson, inspirado en la profesión de su padre, siempre tuvo claro su futuro: ser ingeniero. Se decidió por la ingeniería mecánica y se formó en Alemania gracias a la influencia que tuvo de la cultura de ese país.
De hecho, el barranquillero había estado en suelo alemán por un intercambio escolar que hizo mientras estudiaba en el Colegio Alemán, en la capital del Atlántico.
Su primer encuentro con el mundo de la aeronáutica se dio por estar 'en el lugar y momento correcto'. Wilson había terminado de estudiar su doctorado en el área de termodinámica y aire acondicionado en la Universidad Tecnológica de Hamburgo, cuando uno de sus colegas le comentó que en Airbus estaban buscando personal para el área de aire acondicionado. En 2006 ingresó oficialmente a la empresa como 'ingeniero de sistemas de aire y enfriamiento complementario', y poco a poco fue escalando. Paralelamente también crecieron sus responsabilidades.
Desde Hamburgo, Alemania, su trabajo ha sido pieza clave para socializar el estudio Keep Trust in Air Travel que realizó Airbus, junto a otros socios de la industria aeronáutica. Esta iniciativa consiste en 'informar sobre cómo funcionan los sistemas de aire acondicionado, las barreras y los medios que impiden que el virus se propague'. Entre los resultados demostraron que 'es más seguro' viajar en un avión que cambia su aire cada dos o tres minutos, en comparación con hospitales u oficinas, que tardan entre 10 y 20 minutos respectivamente.
Según la explicación de Wilson, el aire en las cabinas de los aviones Airbus es una mezcla de aire fresco extraído del exterior y aire recirculado que ha pasado a través de los filtros HEPA (High-Efficiency-Particulate Arrestors) que, de acuerdo al experto, 'se utilizan para remover las partículas y bacterias del coronavirus' del sistema de ventilación de los aviones, promoviendo así espacios más seguros.
El barranquillero aclara que, aunque estas medidas existían antes de la pandemia, con la llegada del nuevo coronavirus afianzaron las capas de seguridad 'con más protocolos para seguir dando una solución confiable' al público a la hora de viajar. Bajo estas condiciones, Wilson dice que se siente 'más seguro' en un avión que en cualquier otro espacio cerrado. 'Si observamos los protocolos, antes, durante el abordaje y mientras estás en el avión usando la máscara, podemos encontrar un sistema de capas que nos da la seguridad necesaria', argumenta.
Además de trabajar en la calidad del aire, junto a su equipo están estudiando nuevas soluciones como, por ejemplo, elementos touchless (sin contacto) dentro de los baños del avión y otros espacios.