Oriana Álvarez es una barranquillera que se formó como economista para aportar, desde su profesión, al cambio social en el país. Entre sus opciones estaba ser médica o ingeniera, pero se decidió por este campo gracias a una conversación con su padre, que ahora es su colega.
Su motivación estuvo acompañada del consejo que le dio y que todavía recuerda de memoria: 'si alguna vez vas a estudiar Economía es para poder aportar y ayudar al cambio social en Colombia, y en donde decidas trabajar o radicarte'.
Y así lo ha hecho. Desde que se graduó del pregrado se interesó y trabajó por las problemáticas del mercado laboral, sobre todos las que existen la región Caribe, en la que sobresale la informalidad. Por eso se encarga, a través de instrumentos matemáticos o econométricos, de 'estudiar y mirar las posibilidades de cómo solucionar las problemáticas tanto sociales como económicas'.
Lo quería lograr desde su región, pues tenía claro que una vez terminara su formación en la capital, regresaría al Caribe a 'aportar lo que había aprendido por fuera'.
Su primera experiencia laboral la vivió en 2008 en Fundesarrollo, un centro de pensamiento enfocado en el desarrollo del Caribe colombiano. Allí trabajó un poco más de un año y se enamoró de la investigación. Por eso decidió que, desde esa rama, enfocaría su trayectoria profesional.
Sin embargo, en 2009 Oriana nuevamente dejó su tierra natal y regresó a Bogotá a estudiar su maestría en Economía. Durante ese tiempo trabajó como investigadora del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (CEDE) de la Universidad de los Andes. Allí profundizó sus investigaciones sobre el mercado laboral y la informalidad.
En 2012 fue parte de una firma de consultoría económica y social en la que desarrolló en equipo un modelo de necesidades básicas de recursos humanos para Colombia, en el que identifican 'cuáles son las falencias desde el punto de vista educativo, qué es lo que están requiriendo las empresas y que están educando las universidades'.
Además de su aporte desde lo empresarial, Oriana fue, durante cuatro años, docente de tiempo completo en la facultad de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá. Paralelamente siguió como investigadora, esta vez desde el campo de las brechas de género, y participó en la publicación 'Desempleo femenino en Colombia’, con el Banco de la República.
Ese paso por la academia le permitió fortalecer sus capacidades que ahora pone en práctica como directora ejecutiva de Fundesarrollo, cargo que ostenta desde febrero de este año.
Recalca que ha sido 'una experiencia provechosa' porque tiene a su cargo jóvenes, y ser docente le ha permitido 'desarrollar diferentes estrategias' para organizar el equipo, 'ayudarlos a crecer profesionalmente' y trabajar 'de una manera mucho más didáctica'.
A pesar de que le ha tocado ejercer la dirección en medio de la virtualidad, para ella ha sido 'interesante y enriquecedor', pues se esfuerza para que sea un trabajo en equipo y que 'no sientan que es la directora y que ellos simplemente tienen que seguir órdenes'.