Compartir:

A Lorena Villanueva Díaz Granados el corozo le trae imágenes del Caribe colombiano. También le suma uno de los recuerdos de su infancia en el que, sentada en una silla o en un bordillo, tomaba varios sorbos del jugo a base de la fruta para refrescarse durante las tardes cálidas de su natal Barranquilla.

Hoy día el nombre de corozo sigue trascendiendo en su vida, pues hace poco produjo un largometraje independiente que se titula igual que la fruta. La cinta —asegura— surgió como idea de su amigo, el actor y director Simón Elías, quien escribió el guion inspirado por los atardeceres y los amaneceres color corozo que 'apreciamos en el Caribe prácticamente todos los días'.

'Cuando me invitó a hacer parte de la producción y me senté a leer el guion sentí de inmediato la cercanía con mi región y los viajes a través de los paisajes. Fue así como enseguida se me empezaron a ocurrir lugares donde podíamos hacer el rodaje (Puerto Colombia, Atlántico; Los Naranjos, Tayrona; y Guachaca y Buritaca, Magdalena) porque lo primero que detallé fue que la historia invitaba a admirar las cosas desde lo sencillo (...) En la producción fui el apoyo creativo de Simón y la encargada del presupuesto, de las locaciones y de aterrizar las ideas que se tenían. También asumí el rol de asistente de dirección'.

Lorena agrega que la cinta fue rodada durante 15 días con un equipo de seis personas que mancomunadamente trabajaron por sacar adelante el proyecto. Cabe destacar que las grabaciones fueron posibles gracias a la campaña de donaciones que se realizó a través de la plataforma Vaki, y en la que amigos, familiares y creyentes del proyecto aportaron su grano de arena.

Pronto la cinta pasará a la fase de postproducción, así que cuando tengan el producto final asegura que esperan enviarlo a concursar en festivales internacionales, además de llevar a cabo conversaciones para lograr exhibirlo en plataformas de streaming o en salas de cine. Sobre el filme Corozo destaca que es autóctono, auténtico, que muestra un romance tranquilo entre dos jóvenes que se conocen y emprenden un viaje por la costa Caribe.

Para Lorena, de 31 años, hacer parte de una producción que resalta sus raíces le significa felicidad. Si bien su experiencia la ha forjado en Bogotá, regresar a sus orígenes y contar historias que resaltan la idiosincrasia de su gente, con la que nació y que conoce, siempre será una fascinación.

'A mí me da mucha alegría porque el Caribe tiene muchas cosas por contar y diversas maneras de relatarlas. Encierra una magia que debemos aprovechar, así que dentro de mis proyectos está seguir compartiendo nuestras historias, esas que cuentan lo que somos, que son muy cercanas a mí, de lo que he vivido, lo que he aprendido y lo que me ha hecho reflexionar sobre la vida'.

Trayectoria

Aunque Lorena estudió Comunicación Social, el gusto por el cine siempre estuvo en su vida. Rememora que durante su etapa escolar apreciarlo era uno de sus pasatiempos favoritos.

Y aunque nunca contó con la guía de alguien que la llevara hacia el camino del séptimo arte, sí tuvo a un amigo que solía recomendarle películas que la nutrieron y que de a poco la llevaron a poner su atención en la industria.

'Mi gusto era más de verlas y entretenerme porque no imaginaba ni mucho menos sabía cómo se hacía una producción, de quiénes podían estar detrás de cámaras. Ahora, cuando llegó la decisión de estudiar una carrera tuve las opciones entre periodismo o cine, pero me decidí por la primera. Luego pude hacer un intercambio a París (Francia), donde conocí a varias personas y a una cineasta que en un encuentro cualquiera me comentó que iba a grabar un cortometraje. Frente a esto mi reacción fue preguntarle que si podía ayudarle, para mi sorpresa me dijo que sí'.

Luego de ese suceso regresó al país y empezó a enfocarse en el ámbito audiovisual. Para la realización de sus prácticas se dedicó a buscar un espacio en 64-A Films, una de las productoras de cine más reconocidas del país. A partir de ahí se inició trabajando en muchas producciones que se fueron sumando a su hoja de vida. Posteriormente, realizó la maestría en Dirección Cinematográfica de la Escuela de Cine Bande a Part, en Barcelona (España).

'Yo empecé en cargos muy pequeños, pero cada día iba aprendiendo más, conociendo a más gente y mostrando mis ganas y trabajo, así que al culminar mi maestría hice mi primera serie para Netflix, donde me desenvolví como asistente de dirección en Siempre bruja. Después de esta me llamaron para hacer Historia de un crimen: Colmenares, la segunda temporada de Distrito salvaje y El robo del siglo, entre otras'.