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En el mundo hay quienes creen con convicción que nacieron con un propósito de vida. En lo que respecta a la barranquillera Yeimily Medrano Cásseres, su misión ha sido 'contribuir a la construcción de una infancia feliz desde la pedagogía y la creatividad'.

En su proceso ha tenido de aliada su formación actoral, además de sus conocimientos como pedagoga creativa y magíster en Orientación Educativa para Familias. Principalmente la actuación le ha dado —además de alegrías— la expresión corporal para adentrarse y conectarse con el mundo de los niños.

Es así como hoy día su público adulto, que la siguió de cerca en las producciones: Padres e hijos, Tierra de cantores, Historia de dos hermanos, y Tu voz estéreo —por solo mencionar cuatro— cambió por bebés entre los seis meses hasta los dos años.

Hace tres años, el mismo tiempo que lleva radicada en la capital atlanticense, diseñó el programa Musicking Babies. Este proyecto logró ponerlo en marcha en algunos centros educativos como El Nido Altamira y Play Ground. Su enfoque principal es estimular musical e integralmente a la comunidad infantil. Aún lo sigue desarrollando, pero de forma virtual, involucrando a los padres o al cuidador, y permitiendo que los niños manipulen instrumentos de percusión menor, además de promover su lenguaje cantando con las sílabas 'pam' y 'la' y, a su vez, fortaleciendo el vínculo afectivo con quienes los acompañan.

De manera paralela Yeimily, de 36 años, se dedicó a crear sesiones personalizadas de estimulación para la población de la primera infancia con Trastorno del Espectro Autista (TEA). La idea surgió con el propósito de incentivar a los niños que presentan dicha condición para que potencialicen sus habilidades cognitivas y de motricidad fina y gruesa, mediante la parte artística (cantando) y la ludoterapia (juego con efecto terapéutico).

'A partir de una experiencia que tuve con un niño que presentaba el diagnóstico empecé a interesarme por el tema y descubrí que aunque muchas personas los ven como discapacitados, la realidad es que no lo son porque tienen muchas capacidades para explotar. Ahora, no se busca negar el diagnóstico y el proceso terapéutico que necesitan, sino que los padres se pongan a la tarea de descubrir para qué es bueno su niño'.