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Es bien sabido que cuando empezamos a tener uso de razón nuestros padres se convierten en nuestro primer modelo a seguir. En el caso de la barranquillera Ana Cristina Fernández esta idea no ha estado alejada de su realidad.

Creció viendo a sus padres desenvolverse en el campo de la Administración de Empresas, lo que fue estimulando en ella el deseo de pertenecer a ese mundo. 

'Ellos siempre han trabajado en empresas, así que me imaginaba recorriendo ese mismo camino profesional. Siempre me llamó la atención el hecho de manejar alguna organización, así que al crecer fui entendiendo que esta finalmente es el conjunto de diferentes departamentos con roles específicos (...) En mi proceso me dediqué a indagar hasta que llegué a decidirme por la carrera, estudiándola en el Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA)'.

Haber ingresado al alma mater le permitió ampliar su visión. Allí sembró en su cabeza la idea de emprender. De hecho, su primer acercamiento lo tuvo en una feria estudiantil que invitaba a los alumnos a crear un emprendimiento con el que podían concursar. Ganar significaba recibir un premio, además de ser apoyado en la materialización de la idea de negocio. Con su grupo —dice— alcanzaron el tercer puesto, un logro que generó en ella mucha satisfacción.

Sus prácticas las realizó en la compañía cementera Argos, en el área de Gestión Humana. Allí duró casi cuatro años. Al cumplir ese ciclo decidió tomar otro camino, esta vez de la mano de su esposo, el ingeniero industrial Stefan Tschampel. 

'Mi esposo en aquel momento me preguntó qué íbamos a hacer y partimos de la idea de crear algo diferente. Él siempre se ha caracterizado por ser creativo, curioso e innovador, así que en una de sus búsquedas llegó a las máquinas, topándose con una de impresión en 3D, que manejaba los materiales de porcelana y de arcilla'.

En ese momento la ilusión floreció, pero los esfuerzos fueron nulos. Luego, en 2017, decidieron persistir y dos años después se lanzaron 'al vacío' materializando su emprendimiento que hoy día se conoce como Bühne.