L a necesidad de llevar la alegría y la armonía al hogar ha ocasionado que los colores vibrantes como el naranja, amarillo o azul, desplacen, poco a poco, a los tonos neutros como el beige o el blanco. Así lo explica Ana Cecilia Álvarez, gerente comercial y visual de Castor Muebles y Accesorios, que sostiene que esto se ha dado, sobre todo, luego del encierro por la pandemia. Lo que se busca con estos tonos, según explica la experta, es 'romper la monotonía de un ambiente y añadir mucha luz' a un lugar.
Esto también, explica Ana, permite que 'mejore notablemente' el estado de ánimo de las personas ya que este tipo de colores lo puede hacer sentir 'más alegre'.
'Los colores vibrantes ayudan a que las estancias tengan volumen. Es decir, que no sean planas o aburridas. De hecho, el uso de estos colores en la decoración de nuestro hogar, también puede transmitir muchas sensaciones como frescura y modernidad', explica la experta.