Después de años compartiendo su cotidianidad desde una casa rodeada de naturaleza en Colombia, Maleja Restrepo y Tatán Mejía sorprendieron este fin de semana al anunciar que dejarán el país. No se trata de una mudanza definitiva, sino de un viaje con fines personales, culturales y profesionales que los llevará hasta el continente asiático.
Según revelaron en sus redes sociales, su primera parada será Corea del Sur, específicamente Seúl, donde asistirán como invitados al lanzamiento de la última temporada de El juego del calamar, la exitosa serie de Netflix que estrenará su final el próximo 27 de junio. La invitación, según contaron, vino directamente de la plataforma de streaming.
“Vamos a estar allá para el estreno de la última temporada, que es una locura. Esto no es un viaje cualquiera, es algo que jamás imaginamos”, contó Restrepo en una de sus historias en Instagram.
Pero la visita a Corea del Sur no será el único motivo de la travesía. La pareja, que durante más de una década ha documentado con humor y cercanía su vida familiar, aprovechó la oportunidad para concretar otro anhelo: conocer Japón. Aunque el proceso no estuvo exento de dificultades —especialmente en lo relacionado con los trámites migratorios—, finalmente lograron obtener las visas necesarias.
“Pues sí, los colombianos necesitamos visa”, dijo Maleja en tono jocoso, y explicó que el papeleo fue más complejo de lo esperado. “Pero ya todo está listo, nos vamos con las niñas, es un sueño cumplido”.
La noticia, lejos de ser una despedida definitiva, representa un nuevo capítulo para la familia Mejía Restrepo, que ha construido una sólida conexión con su comunidad digital. En su finca, ubicada en una zona rural del país, vieron crecer a su hija mayor, Guadalupe, y recibieron a la pequeña Macarena. Allí también levantaron un hogar que, según palabras de la presentadora, “se parece mucho a nosotros”.
Ahora, ese hogar quedará vacío por un tiempo mientras emprenden esta aventura que promete traer nuevas historias. Aunque no han precisado la fecha exacta del viaje, la familia ya está organizando los detalles logísticos y documentará su experiencia en tiempo real.
“Yo confío en que ustedes me van a enviar la mejor energía, yo no soy de creer en la mala onda”, afirmó Maleja a sus seguidores, dejando claro que este cambio temporal responde al deseo de vivir experiencias que los enriquezcan como familia.
Con esta travesía, los Mejía Restrepo mantienen la línea que los ha caracterizado: vivir con autenticidad, compartir con transparencia y disfrutar de las oportunidades que surgen fuera del molde tradicional. Su audiencia, que ha crecido junto a ellos, podrá seguirlos ahora a través de dos culturas lejanas, tanto en distancia como en costumbres, pero llenas de aprendizajes.
Mientras tanto, su casa —la misma que ellos mismos decoraron y donde han construido recuerdos familiares— permanecerá intacta, esperando su regreso. Porque, como han dejado entrever, este viaje es una pausa, no un cierre. Una nueva historia que empieza a escribirse a miles de kilómetros de casa.