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Viviendo de los recuerdos y mendigando amor, columpiaba su autoestima entre los comentarios hirientes y sus propias inseguridades. La primera vez que terminaron, bloquear llamadas y mensajes no fue suficiente para cerrar el círculo vicioso de decir: 'vamos a intentarlo'.

Diana Guerrero, aferrada a sus falsas esperanzas se cuestionó durante un año, después de haber finalizado oficialmente la relación, si era amor, apego o costumbre. Verse con él sin un compromiso de por medio solo la hundía más en el lodo, y aunque se prometía no volver a caer, la manipulación de su expareja disipaba su voluntad.

Luego de dos años entre 'ires y venires' le costó mucho amor propio, pero al fin cerró el ciclo.