Gracias a la reciente serie llamada ‘Chespirito: sin querer queriendo’ los fanáticos de Roberto Gómez Bolaños, pueden conocer un poco más de su vida.
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Para algunos seguidores no les parece bien todo lo que hizo el creativo con su vida personal y sentimental, mientras que otros alegan que hay que separar el artista de la persona.
Pero mientras eso ocurre, los usuarios les ha llamado la atención la historia de Graciela Fernández, la mujer que compartió con Chespirito su etapa más privada, y que, tras su divorcio, eligió el silencio como forma de vida.
Lejos de los reflectores, Fernández siempre fue una constante en el tema familiar del comediante. Fue madre de sus seis hijos y la persona que lo acompañó durante los años previos a su fama.
A diferencia de otros rostros que rodearon la figura mediática de Gómez Bolaños, Fernández nunca participó del universo televisivo que él construyó.
Incluso antes de la separación, mantenía un perfil bajo, ajena al ambiente artístico. Y tras el divorcio, ocurrido poco antes de que Florinda Meza oficializara su relación con el comediante, se retiró por completo del ámbito público.
No hubo declaraciones, entrevistas, ni apariciones polémicas. Su papel como figura pública fue, literalmente, ninguno. Por eso, los seguidores la destacan como una mujer que eligió priorizar su privacidad y la crianza de sus hijos por encima de cualquier protagonismo.
Sus hijos la recuerdan como el pilar familiar que mantuvo estabilidad en medio de los cambios. Su hijo mayor, Roberto Gómez Fernández, ha sido claro al describirla como una persona íntegra que decidió no rehacer su vida en pareja después del divorcio.
Se conoce que la relación entre ella y Gómez Bolaños se mantuvo cordial incluso tras la separación. Él continuó cumpliendo con responsabilidades económicas y familiares, hasta su fallecimiento en 2014.
