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“De amor nadie se muere”, dice el viejo y conocido refrán, pero Karen Lizarazo confiesa que hubo un momento en que sintió que se iba de este mundo. La cantante nacida en Aguachica, Cesar, lo cuenta sin filtros, con esa franqueza que la ha llevado a conectar con miles de seguidores, y con la pasión que la define cuando canta vallenato. Así se titula su nuevo álbum, un trabajo íntimo, visceral y liberador, con el que hace catarsis tras el final de una relación que creía para toda la vida.

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“Yo pensaba que estaba haciendo este disco para que otras personas sanaran, pero en realidad la que necesitaba sanar era yo”, dice desde Bogotá, aunque su corazón —asegura entre risas— está “97 % convencido” de mudarse a Barranquilla, ciudad que la acogió desde que lanzó su versión de ‘Amor de papel’, de Patricia Teherán.

CortesíaEn este álbum la cantautora de 35 años de edad, incursiona en otros géneros musicales.

La producción, compuesta por 11 canciones, recoge todo el torbellino emocional que enfrentó tras la ruptura. ‘Mi mejor versión’ es el tema objetivo, y en este se resume el mensaje principal del álbum: tras el dolor, viene la reconstrucción. “Es una canción que muestra cómo en vez de quedarnos en el rencor o la tristeza, decidimos buscar nuestra mejor versión, refugiándonos en Dios, en el amor propio, en la música”.

Fusiones que le cantan al corazón

El nuevo álbum no solo es un desahogo emocional, también es una muestra de su versatilidad. Como buena hija de un cruce de caminos musicales —creció entre boleros, rancheras, cumbia y música del río Magdalena—, Karen no se limita al acordeón.

Entre los 11 temas, hay una canción muy especial para ella: ‘Combo’, una fusión de merengue tropical con vallenato. “Me la soñé con Elvis Crespo, pero no se pudo dar el junte. Aun así, la necesitaba en el disco, me encanta cantarla, bailarla y sentirla”, cuenta con entusiasmo.

No es la primera vez que se aventura a combinar géneros. Aún resuena el éxito de ‘Ganas locas’ junto a Eddy Herrera, en el que mostró que su voz también es puro fuego tropical.

El amor propio como bandera

El álbum está atravesado por una idea central: antes de amar a otros, hay que amarse a uno mismo. “Nos han enseñado a entregarlo todo, pero se nos olvida cuidarnos. Este disco también habla del amor propio, de ese que no te deja caer aunque se vaya quien creías indispensable”.

En ese viaje emocional, Lizarazo también reafirma su fe. “El único amor fiel, eterno y que nunca falla es el de Dios, cuando te conectas con Él, descubres tu propósito, y nada ni nadie te derrumba”.

Aunque su voz suena fuerte y decidida, no oculta la vulnerabilidad que la llevó a crear este trabajo. “Estoy sanando con mi propia música. En la ducha, en el carro, en los audífonos… me escucho a mí misma y me digo: ¡vamos, Karen Yulitza, tú puedes!”.

Ya está pensando en lo que vendrá. No descarta más fusiones, más colaboraciones, más valentía, pero por ahora, su prioridad es que este álbum llegue a todos los corazones rotos que, como ella, necesitan entender que el amor no mata. “Nos transforma, nos sacude, nos duele, pero también nos vuelve más sabios. De amor nadie se muere, y si lo manejas bien, incluso… renaces”.

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Por último, la artista reconoce que ella misma popularizó el término vallenato femenino con buena intención, queriendo visibilizar a las mujeres en un género históricamente dominado por hombres; pero hoy, tras su evolución artística y personal, prefiere no crear divisiones: “Las mujeres que hacemos vallenato estamos en el mismo combo. Somos parte de la misma historia”.