La fiesta más importante y esperada por los barranquilleros está a la vuelta de la esquina. El Carnaval trae consigo el recuerdo de la influencia africana e indígena que involucra un colorido ambiente cargado con música folclórica y tropical, disfraces de marimondas en cada esquina, pero sobre todo, sirve la mesa para disfrutar de una gastronomía típica de la Costa Caribe.
Desde las ventanas de las cocinas de cada casa se desprende un aroma delicioso, que evoca a los recuerdos de la infancia e invita a deleitar la comida tradicional de las fiestas, que es, la más solicitada en esta época carnavalera.
Así lo plantea Magni Montero, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica (Acodres) para la Costa Caribe.
'La gastronomía que más se mueve es la informal y la típica, motivado, en parte a que al turista le atrae más la comida autóctona local, regional y nacional', plantea Montero.
La carta está servida. Las sopas y los sancochos dominan a ritmo de cucharadas la mesa de los comensales en los días de Carnaval.
Marlyn Argote labora en el Restaurante Rancho Bajero ubicado en el clásico Barrio Abajo y que tiene una tradición de 22 años. Desde su experiencia afirma que 'lo que más se ve en Carnaval es el sancocho de guandú. Le dicen ‘la sopa de Carnaval’'.