El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó este viernes al alza sus proyecciones económicas para Estados Unidos y elevó en medio punto su pronóstico de crecimiento para este año, hasta el 2,7 %, y en una décima el de 2026, hasta el 2,1 %, al tiempo que alertó de incertidumbres ante la nueva Administración Trump.
La mejora prevista para 2025 por el FMI, respecto a lo augurado en su informe del pasado mes de octubre, se justifica en la “fortaleza de la demanda interna”, impulsada por un mercado laboral, que el organismo aprecia como sólido, y también en la aceleración de las inversiones.
El director del Departamento de Investigación del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, indicó en un encuentro con medios para presentar la actualización del informe sobre perspectivas económicas (WEO, en inglés) que la economía estadounidense está registrando “un sólido desempeño”.
Estados Unidos se distancia así del resto de economías avanzadas, dado que el FMI considera que crecerán claramente por debajo, un 1,9 % en 2025 y un 1,8 % en 2026, una décima más que lo anticipado en octubre en el primer caso y sin cambios en el segundo.
En el caso de las economías emergentes y en desarrollo, el avance previsto se sitúa en el 4,2 % para este año y en el 4,3 % el que viene (sin modificaciones en 2025 y una décima más en 2026), mientras que para el conjunto del mundo se prevé que avance un 3,3 en ambos casos (una décima más que lo anticipado para 2025 y sin cambios en el caso de 2026).
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“Hay una gran divergencia entre Estados Unidos y el resto del mundo”, constata Gourinchas.
“Hay una demanda más fuerte en Estados Unidos y una más débil en otras partes, pero parte de esto es estructural, especialmente cuando se compara a Estados Unidos con la zona euro”, dijo el economista, destacando que se observa “un crecimiento potencial de la producción en EEUU más fuerte que antes de la pandemia y uno más flojo en otras áreas, como la eurozona o China”.
El informe de la organización con sede en Washington llega en vísperas de que asuma el poder el presidente electo estadounidense, el republicano Donald Trump, que entre otras medidas ha amenazado con aranceles a China, México y Canadá, deportaciones masivas y frenos a la migración.
El FMI considera que, si bien muchos de los cambios bajo la administración estadounidense entrante son difíciles de cuantificar con precisión, es probable que “eleven la inflación en el corto plazo” si se materializan algunas medidas encaminadas a plantear una política fiscal más laxa y desregulación.
Esta mayor presión sobre los precios podría llevar a la Reserva Federal (Fed) a ralentizar su ritmo de bajada de los tipos, incluso podría requerir aumentos. En su última reunión del año, en diciembre, la Fed redujo en un cuarto de punto los tipos, hasta un rango del 4,25 al 4,5 %.
Una combinación de una política monetaria estadounidense más estricta y un dólar más fuerte endurecerían las condiciones financieras, especialmente para los mercados emergentes y las economías en desarrollo, añade.
No obstante, para el FMI, una política fiscal más laxa en Estados Unidos, impulsada por nuevas medidas expansivas como los recortes fiscales, podría impulsar la actividad económica a corto plazo, con pequeños efectos positivos sobre el crecimiento mundial.
A la larga, sin embargo, esto podría requerir un mayor ajuste de la política fiscal que podría resultar perturbador para los mercados y la economía, al debilitar potencialmente el papel de los bonos del Tesoro estadounidense como activo seguro mundial, entre otros aspectos.