La Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) informó que la tasa de usura en el país se reducirá a un 26,39% durante diciembre de 2024, marcando el nivel más bajo desde enero de 2022. Este ajuste representa una disminución de 151 puntos básicos respecto a octubre, cuando se situó en 27,90%.
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La tasa de usura, que define el interés máximo permitido para créditos de consumo, ha registrado una tendencia descendente durante los últimos 19 meses, comenzando en mayo de 2023. Esta caída sostenida genera un impacto directo en el costo del financiamiento, haciendo que el uso de tarjetas de crédito sea más económico en plena temporada de compras navideñas.
El ajuste coincide con un periodo de alto consumo y representa un alivio para los hogares colombianos, que suelen incrementar sus gastos en diciembre. Analistas señalan que esta medida puede estimular la economía nacional, ya que promueve el uso de herramientas de crédito que, hasta hace poco, resultaban menos accesibles por sus elevados costos.
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Sebastián Toro, CEO de Arena Alfa, señaló en diálogo con medios nacionales que, aunque la reducción es un paso positivo, su efecto es moderado. “Hacer compras a la tasa de usura no deja de ser un mal negocio. La baja es marginal y su impacto real dependerá de cómo los usuarios administren su crédito”, comentó en declaraciones al diario ‘La República”.
Un impulso al consumo y la inclusión financiera
Con tasas más bajas, los consumidores tienen un incentivo adicional para utilizar sus tarjetas de crédito, lo que podría aumentar la demanda de bienes y servicios. Este fenómeno no solo beneficia al comercio, sino que también impulsa el crecimiento económico, ya que las empresas ven un aumento en sus ventas.
Además, la disminución en los intereses fomenta la inclusión financiera, permitiendo que más personas accedan al crédito formal. Esto puede traducirse en una mayor capacidad de ahorro, gasto y planificación económica para los hogares.
Para quienes tienen saldos pendientes en sus tarjetas, según los expertos, la reducción de la tasa implica menores costos financieros, lo que facilita la amortización de deudas. A largo plazo, esto podría significar una mejora en la liquidez de los consumidores y una mayor estabilidad financiera.
Beneficios para otros sectores crediticios
Aunque el enfoque principal recae en el crédito de consumo, la baja de la tasa de usura también puede beneficiar a otras modalidades de financiamiento. Por ejemplo, los créditos productivos, tanto urbanos como rurales, se vuelven más accesibles, incentivando la inversión en pequeñas empresas y emprendimientos. Esto, a su vez, puede traducirse en un aumento de la producción y la generación de empleo.
En el segmento de crédito popular, las menores tasas ofrecen una oportunidad a microempresarios y trabajadores informales para formalizar sus operaciones. Este cambio puede fortalecer sectores vulnerables de la economía, mejorando los ingresos y las oportunidades de desarrollo.
La reducción de la tasa de usura llega en un momento clave para la economía colombiana, que busca recuperarse tras un periodo de desaceleración. Expertos destacan que este cambio no solo alivia a los consumidores en el corto plazo, sino que también puede generar un círculo virtuoso de mayor consumo, inversión y estabilidad financiera.
Aunque la medida representa un gran avance, su impacto depende en gran medida de cómo los consumidores gestionen sus finanzas. En un contexto donde el acceso al crédito se vuelve más asequible, la planificación y el uso responsable serán determinantes para aprovechar al máximo las oportunidades que este escenario ofrece.