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El Banco Central Europeo (BCE) recortó los tipos de interés en un cuarto de punto por tercera vez desde que comenzó el año, la segunda consecutiva, ante una inflación que va “por el buen camino” y una actividad económica peor de la esperada, aunque evitó comprometerse a una senda concreta de cara a diciembre.

El Consejo de Gobierno, que se reunió este jueves en la capital eslovena, Liubliana, rebajó la tasa de depósito -que remunera el exceso de reservas a un día y es su tipo de referencia-, hasta los 3,25 %, su nivel más bajo desde marzo de 2021.

Al mismo tiempo, situó las operaciones principales de financiación (OPF) -las inyecciones semanales de dinero- y la facilidad de crédito -la que presta a los bancos a un día- en el 3,4 % y 3,65 %, respectivamente.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, evitó comprometerse en la rueda de prensa posterior al encuentro a una senda de tipos concreta y afirmó que su metodología no había cambiado, por lo que seguirían dependiendo de los datos y decidiendo reunión a reunión.

“No he abierto la puerta a nada”, dijo Lagarde al ser preguntada sobre la posibilidad de nuevo recortes en diciembre, aunque destacó que quedaban más de seis semanas para la siguiente reunión y era “un hecho” que recibirían más datos: “En cada una de las reuniones, miraremos a los datos y dependeremos de ellos”.

Una inflación a la baja

En su opinión, la decisión que tomaron este jueves era “el perfecto ejemplo de cómo eran dependientes de los datos”, ya que toda la nueva información que tenían había confirmado su confianza en que el proceso de desinflación va por el buen camino.

“Desde la última reunión, toda la información que hemos recibido apunta en la misma dirección: hacia abajo. Ya sean los datos de inflación, o todos los de la actividad PMI. Si miramos las encuestas, es la misma historia. Todos miran en la misma dirección”, aseguró.

Además, se mostró un poco sorprendida por la aceleración de la desinflación en septiembre, cuando cayó al 1,7 % interanual en la eurozona y, aunque insistió en que todavía no se había ganado la batalla a los precios, consideró que estaban en el camino de conseguirlo.

Al ser preguntada sobre si se habían planteado un recorte mayor, la máxima responsable de la política monetaria europea aseguró que todos los miembros del Consejo de Gobierno votaron a favor de recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos, que fue lo que “estuvo sobre la mesa” y lo que se debatió.

En cualquier caso, insistió en que la política del BCE por el momento era restrictiva, pero consideró necesario que se mantuviera así hasta alcanzar el objetivo del 2 %.

Descarta la recesión

El BCE tomó la decisión de recortar los tipos de interés tras recibir información que sugería que la actividad económica había sido “algo más débil” de lo esperado, en palabras de Lagarde, quien en cualquier caso descartó que la zona del euro fuera a entrar en una recesión y apostó por un fortalecimiento de la economía “con el tiempo”, a medida que aumente el consumo de los hogares.

“Desde luego, no vemos una recesión. La zona euro no se encamina hacia la recesión. Seguimos esperando un aterrizaje suave”, argumentó Lagarde, quien explicó que pese a que algunos Estados miembros se estaban enfrentando a circunstancias difíciles, eso no implicaba necesariamente que se produjera el mismo efecto en toda la zona del euro.

El PIB de la eurozona creció un 0,2 % en el segundo trimestre del año, una décima menos que en los tres primeros meses de 2024; al tiempo que el gobierno de Alemania -la principal economía del grupo- revisó la pasada semana su previsión para 2024 hasta una contracción del 0,2 % y no un crecimiento del 0,3 % como en abril.

En este sentido, la mandataria destacó que la producción industrial había sido “particularmente volátil” durante los meses de verano, mientras que el sector manufacturero había seguido contrayéndose y los datos apuntaban a un crecimiento más lento de los servicios tras agosto.

El BCE llevó a cabo este jueves su tercera bajada de tipos de este 2024, la primera que realizó de forma consecutiva y sin que se publicaran nuevas proyecciones macroeconómicas, ya que en las dos anteriores (junio y septiembre) había coincidido con la actualización de las previsiones.

Se trató, además, de la primera vez que el BCE encadenó un recorte de tipos desde la crisis del euro, hace ahora 13 años.