Con el dinero de mis cesantías pude hacer los arreglos que necesitaba mi nuevo apartamento y así poder habitarlo', afirma Ramiro Pérez, trabajador de una empresa de tercerización de servicios con sede en Barranquilla.
El ahorro de las cesantías le permitió a Ramiro contar con los recursos que necesitaba para pagar los acabados de su apartamento, el cual le entregaron a finales del año pasado en obra gris.
'No tuve que hacer más préstamos para estos trabajos y eso me dio tranquilidad pues debo pagar la deuda de la hipoteca', asegura.
Si bien las cesantías son un seguro para que el trabajador tenga respaldo económico cuando termine su contrato laboral también tienen otros usos, como vivienda y educación, a los que se les puede sacar provecho.
Las cesantías son una prestación social que está a cargo del empleador, se generan por un vínculo laboral y corresponden a un mes de salario por cada año de servicio prestado. Se deben consignar a comienzos de cada año, bien sea en uno de los fondos privados o en el Fondo Nacional del Ahorro (FNA).
El trabajador puede decidir libremente a cuál entidad afiliarse para que le sean consignadas sus cesantías.