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Con un aforo inferior al 50% de la capacidad de las salas y menos funciones de las que ofrecían antes de la pandemia, los cines en Barranquilla y otras ciudades de Colombia vuelven a operar desde este jueves 26 de noviembre.

El el presidente de la Asociación Colombiana de Cine (Acocine), Gustavo Palacio, afirmó que la decisión de reabrir fue adoptada por los exhibidores cinematográficos, luego de que se realizaran cambios en el primer protocolo para reapertura de cines presentado por el Gobierno, en el que no se permitía la venta de alimentos ni un aforo que supere el 20% de la capacidad de las salas.

Estas condiciones tan estrictas no hacían viable la operación.

Con los ajustes aprobados, entre otros, los cines pueden vender alimentos para que los espectadores los consuman en sus asientos y también se permite la acomodación en grupos de hasta cuatro personas, con distanciamiento de dos metros con otros asistentes.

Es así como Royal Films, Procinal, Cinemark y Cineland anunciaron que reabrirán sus puertas desde el 26 de noviembre. Sin embargo, uno de los grandes actores del sector, Cine Colombia señaló que no abrirá por ahora.

Palacio explica que otro de los factores que preocupaba a las empresas del sector es que los estrenos de las películas consideradas 'taquilleras' se aplazaron para el 2021 o 2022.

Aclaró que la decisión de abrir nuevamente fue tomada por cada empresa, luego de realizar los análisis individuales y proyecciones sobre si esta operación era rentable o no.

El dirigente gremial dice que el cine es una de las actividades que ha resultado más golpeada durante la pandemia, pues fue una de las primeras en cerrar y está entre las que más han tardado en reactivarse. 'Esta actividad va a tener un proceso de recuperación más gradual y paulatino. Unos abren y otros no, pero los que regresan lo hacen en condiciones diferentes a las que estábamos acostumbrados'.

Recordó que en 2019, los cines en Colombia registraron una cifra récord de asistencia con más de 73 millones de espectadores en las 1.227 salas que operan en el país. Los ingresos por boletería fueron de $654 mil millones.

Este año en los primeros meses con operación normal, ya se habían alcanzado más de 7 millones de espectadores. 'Aquí se puede ver lo que es la diferencia tan abismal que habrá este año' tras ocho meses de cierre, señaló.

Este periodo también tuvo un impacto negativo en el empleo que generaba el sector, que en su mayoría era de jóvenes.

'Hay además, un efecto en cadena pues con los ingresos por boletería se genera una contribución parafiscal que va al Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, recursos con los que se promueve el cine nacional', señaló.

Señaló que cuando se paraliza la exhibición se afecta la producción y la distribución y en general toda la cadena relacionada.