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La migración desde Venezuela a Colombia también está modificando la dinámica inmobiliaria nacional. La Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad Raíz, Fedelonjas, gremio presente en 21 ciudades del país y con más de 1.000 miembros, identificó las características de este efecto entre los que señaló los movimientos en la demanda y la oferta de inmuebles en los diferentes estratos, dijo María Clara Luque, presidente de Fedelonjas.

Entre las nuevas dinámicas, el gremio explicó que encontró cambio de los cánones mensuales de arriendo en los estratos 1 y 2, que aumentaron su valor por la alta demanda; se agotó el inventario de arriendo de vivienda en los estratos bajos, especialmente de aquellos bienes informales, donde incluso 10 o más personas ocupaban un solo apartamento o casa, dijo María Clara Duque.

En Barranquilla, la directora de la Lonja de Propiedad Raíz de Barranquilla, Sandra Carbonell, agregó que por los altos índices de informalidad no hay datos específicos del impacto de la migración en el sector.

En febrero pasado en el Atlántico se registraron 123.191 migrantes, de los cuales 51.971 son regulares, y Carbonell reconoció que este número de migrantes evidentemente demanda necesidades de vivienda.

'Es aquí cuando vemos que de alguna forma ha empezado a reinar la informalidad'.

Silvia Padilla, abogada y agremiada a la Lonja de Propiedad Horizontal, explicó que se deben identificar los dos mercados: el formal y el no informal, que lo hacen 'multiforme'. El formal está conformado por las firmas y empresas del sector con matrículas y legalizadas, y su público objeto son los estratos mayores al tres. 'En el precio bajo ningún concepto se baja. Se ofrece y es un precio real'. Mientras en el no formal están los dueños de propiedades y negocian directamente con los potenciales inquilinos. 'En este escenario se omiten por ejemplo las pólizas y garantías, y no es administrado por inmobiliarias', agregó.

Cuenta Katiusca Azocar, asesora en el mercado inmobiliario, que en barrios del suroriente de Barranquilla y del suroccidente algunas viviendas han sido acondicionadas para alojar a personas en cuartos y pagan por noche entre $10.000 y $12.000. 'Tengo un familiar que llegó de Venezuela y me ha contado de esa experiencia', dijo.

Silvia Padilla identifica que la migración ha tenido efectos y lo percibe en la demanda de clientes que buscan viviendas por fuera del área metropolitana. 'Fincas, por ejemplo, para cuidarlas'.

Diana Murillo, asesora inmobiliaria de la firma Re/max, dijo que en el mercado lo que sí están viendo es que la migración también ha dado una dinámica de demanda para alquilar negocios o arrendar vivienda en el estrato 4. Murillo identificó un mercado con actores con un buen recurso, por un lado, y están buscando locales comerciales y residenciales en sitios de un perfil alto. 'Y han montado empresas, y por migrantes que buscan bienes de bajo valor, e incluso no solo en Barranquilla, donde es más alto; en Galapa, por ejemplo, hay mucha demanda de amoblados de bajo costo'.

El vicepresidente de la Asociación de Venezolanos en Barranquilla, Juan Viloria, dijo que la migración se ha concentrado en el suroriente de la ciudad, en el suroccidente y municipios del área metropolitana como Soledad, Malambo, Galapa y Puerto Colombia.