En Sincelejo, por cada 100 personas que están trabajando hay 66 en informalidad laboral. La capital de Sucre es la segunda con mayor proporción de informalidad en Colombia con un 66% y solo es superada por Cúcuta, que está en el primer lugar con 69,8%.
Las siete capitales costeñas registran una informalidad superior al indicador nacional que está en 47,3% para 23 ciudades y 45,9% para 13 ciudades, en el trimestre comprendido entre diciembre de 2018 y febrero de 2019.
Según el informe del mercado laboral publicado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), cinco capitales de la Costa Caribe se sitúan entre las diez con mayor proporción de informalidad laboral en el país. La tasa en Riohacha está en 64,7%; en Santa Marta en 63,9%; en Montería en 59,3%; en Valledupar en 58,8%; en Barranquilla en 54,3% y en Cartagena en 52,5%.
En la región, 1,1 millones de personas de los 2 millones que se encontraban laborando en periodo analizado estaban en condición de informalidad.
A nivel nacional, en el periodo analizado hubo 11,7 millones de ocupados, de los cuales 6,1 millones son formales y 5,5 millones están en la informalidad.
El director del Observatorio del Mercado Laboral de Cartagena y Bolívar, Dewin Pérez Fuentes, señala que el hecho de que las ciudades de la región se encuentren entre las de mayor informalidad, contrasta con los indicadores de desempleo pues casi siempre la Costa tiene las tasas mas bajas.
'En los últimos años se han alternado Cartagena, Barranquilla y Santa Marta haciendo el 1, 2, 3 con el desempleo mas bajo del país', señala.
Para el experto, el aparente bajo desempleo se oculta tras las altas tasas de informalidad, pues dice que 'la gente no puede quedarse de brazos cruzados mientras su familia se muere de hambre, tienen que hacer cualquier actividad de la denominada economía del rebusque para generar ingresos'.
Explica que las altas tasas de informalidad están ligadas a las características de la estructura productiva de la región que es débil y se concentra en actividades de baja productividad y valor agregado.
También se relaciona con las condiciones de la mano de obra que ofrece su fuerza de trabajo, la cual en su mayoría tiene bajos niveles de formación. 'Mano de obra con baja formación, tendrá baja productividad y muchas más barreras para acceder a la esfera productiva formal por lo que la única opción para la generación de ingresos está en la informalidad y actividades de rebusque'.
Pérez recomienda el impulso a los encadenamientos productivos y aplicar medidas orientadas a mejorar la estructura productiva de la región.