Aunque la historia del país muestra que el inicio de los periodos en que se posesiona un nuevo presidente están acompañados de altos niveles de inversión y crecimiento económico, para el gobierno que resulte ganador en estas elecciones no es tan claro lo que podrá hacer en política económica. Según el Dane, en cada periodo electoral se presenta un crecimiento del PIB: en el 2010 fue del 3,9%, en el 2006 de 6,69% y en el 2002 de 2,5%.
En esta ocasión, hay factores que podrían impedir que los resultados sean tan buenos. Las proyecciones económicas del país se podrían desestabilizar por los altos niveles en riesgo de inversión y la incertidumbre por el desempeño de sectores importantes como el minero. Otro punto a tener en cuenta será el déficit fiscal que encontrará el nuevo presidente.
Andrés Cendales, profesor del IEEC de Uninorte, expone que es poco probable que el partido político que asuma la presidencia encuentre una cartera superavitaria y menos saludable. 'El próximo presidente recibirá un Estado deficitario, más endeudado y con peor puntuación en sistemas de riesgo crediticio. En particular, la deuda externa creció en un 88% en dólares y llegó a casi 40% puntos del PIB. El desempeño fiscal dependerá del partido político que asuma la presidencia'.
Sin embargo, desde el año 2002, en los periodos de elecciones, el déficit del Gobierno Nacional central ha disminuido. Este año está la atenuante del aumento de los ingresos petroleros, que le permitiría al próximo presidente contar con mayores recursos para su administración.
Según el Banco de la República, el déficit del gobierno central se redujo en 3,7% respecto al año 2017, periodo en que el déficit llegó a la cifra histórica de -34.925,5 miles de millones de pesos. El actual ministro de Hacienda espera que el próximo presidente arribe a su mandato con un déficit del 3,1% como porcentaje del PIB, dado el cumplimiento de la regla fiscal.
Para Jairo Parada, profesor del IEEC de Uninorte, la subida de los precios del petróleo le traerá al nuevo gobierno un mayor alivio fiscal y posibilidades de expandir el gasto, aunque no en una gran proporción. Sin embargo, para Parada, 'recuperar el crecimiento económico debe ser una tarea urgente'.
Comercio, desempleo e inflación
En materia comercial y del sector externo, aún continúa la brecha negativa de la balanza de pagos, pero con expectativas positiva de que cierre en el corto plazo. De acuerdo con el FMI, se espera que el balance por cuenta corriente de Colombia pase de un crecimiento del -3,4% en 2017 a un -2,6% en 2018, esto principalmente por el incremento de las exportaciones de petróleo, cuyo precio ha subido.
De modo que la política de comercio internacional y relaciones exteriores será un programa clave para el próximo presidente a la hora de garantizar la estabilidad macroeconómica. Cerrar la brecha negativa de la balanza de pagos podría eliminar el impacto que le ha generado a Colombia la volatilidad del precio del petróleo desde el 2013.
El FMI estima que la inflación cerrará muy cercana a la meta del Banco de la República, en 3,4%, y que los niveles de desempleo se mantendrán en un digito, del 9,2%. Para Kelina Puche, directora de Fundesarrollo, el próximo presidente deberá garantizar un marco institucional adecuado, soportado en sano manejo fiscal, libre de corrupción y en paz, para estimular las inversiones tanto de los nacionales como de los extranjeros en nuestro país.
Puche agrega que la inversión pública tiende a aumentar durante el año previo a las elecciones porque los recursos asignados para cada programa deben ser ejecutados antes de finalizar el gobierno, y porque existen incentivos para que los dirigentes enfoquen la última parte de los recursos en los sectores de interés del candidato con el cual se encuentra afiliado.
Elecciones y economía
Según FMI, el ambiente electoral genera incertidumbre política por el riesgo de reformas políticas o agendas políticas reorientadas. Este sería el escenario para países que tendrán elecciones en 2018, como Brasil, México, Italia y Colombia. Para el país, el FMI ha disminuido las expectativas de crecimiento económico que había para 2018: de 2,8% a 2,7%; y 3,3% para el 2019. La disminución del desempeño esperado para este y el próximo año se debe a los riesgos que traería la implementación de políticas o programas socioeconómicos impuestos por el próximo presidente.
Puche indica que los periodos electorales pueden afectar el desempeño económico de un país a través de dos vías principales: la generación de expectativas en el mercado y el movimiento de recursos públicos al ritmo de los intereses políticos. 'La incertidumbre que genera el cambio de administración gubernamental hace que la inversión corporativa se vuelva menos sensible a los precios de mercado y reduce el atractivo del país como destino de inversión'.
Cumplir con las proyecciones de crecimiento para el 2019 es uno de los principales retos que tendrá el próximo presidente. Sin embargo, todavía se debate la forma como deberá dinamizar la economía, si se debe fomentar la inversión privada o pública, si se debe impulsar la producción de petróleo o no, la importancia que debe tener el sector agropecuario, entre otros. Cualquiera de los caminos que se tomen tendrá repercusiones sobre el déficit fiscal, la balanza de pagos, el desempleo y la inflación.
Análisis: Expectativas e incertidumbre
Lo que parece ser más claro es que las expectativas sobre el desempeño de la economía están pesando más que las expectativas sobre las presidenciales en el momento actual.
Lo que caracteriza a los hogares colombianos es un gasto austero y muy prudente. Serán los resultados de las presidenciales los que determinen la formación de expectativas sobre el consumo. El espectro político en materia de agendas es muy diverso y la polarización es alta.
El ciudadano promedio se percibe más cauto en este momento teniendo en consideración el ambiente político.
Andrés Cendales es profesor del IEEC de Uninorte.