Transformar las ideas en bienes y servicios culturales y de industrias creativas, como la arquitectura, artesanías, moda, música, entre otras, es lo que hoy en el mundo se conoce como economía naranja. La base es generar valor a partir de la transformación innovadora de aspectos de la cultura.
Según la ley 1834 de 2017, conocida como la Ley Naranja, en Colombia se plantea impulsar esta actividad a través del desarrollo, fomento, incentivo y protección de las industrias creativas. Los beneficios de esta actividad económica están en el impulso sobre el emprendimiento, la innovación, los flujos de capitales y la competitividad y el crecimiento económico.
José Luis Polo, profesor del IEEC de Uninorte, explica que la economía naranja se compone por cuatro dimensiones vitales para el desarrollo económico de un territorio. Por un lado están las actividades económicas relacionadas con la creación de contenidos comunicativos, donde se maneja y controla la información.
También están aquellas actividades relacionadas con el patrimonio cultural de un territorio, las cuales generan encadenamientos productivos y cultura creativa en la población, lo que es ampliamente reconocido como uno de los principales motores del desarrollo económico y social. Asimismo, la oferta de espacios dedicados a las artes gráficas y escénicas, y, por último, las actividades económicas basadas en el diseño, como arquitectura, publicidad, videojuegos, entre otros.
La economía colombiana ha empezado a adaptarse a las tendencias en competitividad e innovación de la actualidad. Así lo demuestra el incremento que ha presentado el nivel de inversión destinado a actividades económicas basadas en innovación y tecnología, como la industria manufacturera. Según el Banco de la República, para el 2017 este sector presentó un incremento en el flujo de inversión extranjera recibida del 23%.
Según el BID y el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs), la economía naranja muestra una participación de entre el 3,3% y 3,7% como porcentaje del PIB nacional. David Luna, ministro de las TICs, ha planteado que la meta del sector al 2020 es que la participación sobre el crecimiento económico nacional sea aproximadamente del 5 %.
¿Cómo aprovechar de manera óptima esta actividad en el país? El profesor Polo indica que este tipo de actividades requieren de dos temas fundamentales para su óptimo desempeño. 'El primero es contar con una regulación especial, ya que no pueden ser tratados de la misma manera que las industrias tradicionales, y segundo, requieren un impulso desde el sector público que sirva como capital semilla para la dinamización de estas actividades'.