El presidente de Promigas, Antonio Celia Martínez-Aparicio, aseguró que dos de los principales retos que tiene Colombia en materia de competitividad son hacer que el Estado sea efectivo y aumentar la productividad.
Así lo expresó durante su intervención en la presentación del Informe Nacional de Competitividad 2017-2018 del Consejo Privado de Competitividad (CPC), cuyo consejo directivo preside. En el evento estuvo el presidente Juan Manuel Santos.
El empresario barranquillero destacó también la necesidad de abrir más la economía y mejorar en educación. El siguiente texto resume la intervención de Celia Martínez-Aparicio:
'Colombia avanza aunque a muchos les cuesta superar la fracasomanía, esa vieja costumbre de pensar que nada funciona, término, por cierto, acuñado por Albert Hirschman precisamente por su experiencia en nuestro país.
Hemos mejorado en educación como lo atestiguan las pruebas Pisa y Saber, la tasa de homicidios, aunque muy alta aún, es la más baja de los últimos 40 años, la pobreza ha cedido saliendo de ella 5 millones de personas y las Farc, nuestro gran enemigo, ya no es un grupo de terror. El desempleo es el más bajo en 20 años.
En los últimos 10 años el país ha subido 20 posiciones en el Doing Business del Banco Mundial, la inversión extranjera casi se duplicó en la última década y estamos a punto de ser aceptados en la Ocde.
Hemos superado con notas aceptables la crisis del petróleo a pesar de no contar con Venezuela, otrora nuestro gran socio comercial. Todo esto, además, en un ambiente de agresiva confrontación política.
Ciertamente tenemos problemas, casi todos ya identificados y la mayoría bien diagnosticados. ¡Lo que hay que hacer es actuar pronto!
Competitividad
En la última medición de competitividad del foro económico no nos fue bien. Aunque no es una tragedia, ni mucho menos, los resultados sí son decepcionantes: retrocedimos del puesto 61 de 138 en el 2016, al lugar 66 de 137.
Tuvimos mejoras en salud, educación primaria y educación superior. Algo subimos en innovación, lo que es destacable.
Este ranking es un 70% de percepción y los empresarios que respondieron la encuesta le dieron muy mala nota al país en corrupción y en impuestos y sienten cierta hostilidad en el frente laboral por su inflexibilidad y por medidas recientes.
El ambiente macroeconómico descendió un poco, por el déficit del Gobierno. Se nota una pérdida de confianza del empresario en el Estado y sus instituciones.
¿Hay que reinventar el Estado? Habrá que ver… En el caso de Colombia, esta última medida va muy mal ya que solo superamos en el escalafón de instituciones a 20 países y nos parecemos más a Camerún, al Congo y a Mongolia.
La eficiencia de mercados va en retroceso, somos 126 en importaciones sobre PIB y aunque las exportaciones han crecido, también estamos en los últimos puestos. Hay que reconocerlo, nuestro comercio internacional es lánguido, somos más cerrados de lo que pregonamos.
La competitividad y sus elementos son determinantes para el crecimiento económico, y en particular importa la productividad. Pero el Estado, conspira contra esta. Al Estado disfuncional que tenemos hay que hacerlo eficaz para que genere confianza y que los mercados, en consecuencia, sean más eficientes.
Llegó la Hora
Creo que en Colombia nos ha llegado la hora en varias materias: empezando por entender que se ha impuesto en el mundo la economía de mercado. Pero tenemos que cerrar las inevitables desigualdades que produce. Estas se cierran con impuestos y con gasto social. En lo primero, seguimos fracasando porque los grupos de interés, la demagogia y el lobby codicioso no permiten que se haga la reforma que necesitamos.
En el gasto social lo hacemos un poco mejor, pero pensiones estrambóticas y subsidios injustificados tampoco ayudan a cerrar las brechas.
Lo que no da espera es la reforma pensional, que hemos aplazado por décadas, y que más debe ser un verdadero sistema de protección a la vejez, sostenible y equitativo.
Productividad
Tenemos unas 50 empresas, entre medianas y grandes, cuya productividad crece en promedio un 2% al año. Son de diferentes sectores, pero todas, sin excepción, están expuestas a la competencia porque fueron parte de la apertura de los 90 que quedó inconclusa.
Compiten en todo el mundo, son modernas, y la mayoría no recibe mayor ayuda del Estado. Por el contrario, les carga la mano en impuestos y trámites.
Al próximo gobierno le tocará hacer una buena reforma arancelaria para que el comercio internacional sea un factor de crecimiento.
La informalidad es un problema serio que no hemos enfrentado con decisión, ni con las herramientas adecuadas. Llegó la hora de proponernos metas logrables, ambiciosas y comprometernos con resultados, reduciendo los muchos factores de Estado que empujan a la informalidad a las empresas.
Qué hacemos
Llegó la hora de que el Gobierno focalice sus esfuerzos ofreciendo, por ejemplo, créditos favorables para financiar la adopción de tecnología de punta midiendo la mejora en la productividad con datos precisos y con metas a largo plazo. La falta de crédito, formación técnica e investigación, son las fallas de mercado más frecuentes que una política productiva debe suplir.
Es indispensable que el Estado tenga la capacidad real de ejecutar eficazmente estos planes. Podríamos integrar una junta permanente con el Gobierno, con tareas precisas, para hacer seguimiento trimestral a estos indicadores.
Corrupción
Es un serio problema que atasca nuestro desarrollo, pero creo que estamos equivocando esta lucha que es reactiva, casi histérica, mediática e ineficaz. Sacar más leyes siguiendo un viejo fetiche y aumentar penas con rabia no es el camino. Llegó la hora de entender que la corrupción se enfrenta con otro tipo de medidas, sin abrumarnos con decretos y prohibiciones.
Sería bueno echar mano de tendencias modernas como la economía del comportamiento que ha merecido en los últimos 10 años dos premios Nobel. Apela a la psicología y a otras ciencias, para persuadir y modificar conductas con muy buenos resultados.
Educación
Este gobierno puso a la educación en el primer lugar de la agenda, su presupuesto es el más grande de todos y programas como TAP y Ser pilo paga han sido exitosos, pero a pesar de mejoras en las pruebas Pisa y Saber, hay que profundizar la capacitación de docentes y la medición efectiva de su desempeño. Llegó la hora de pagarles muy bien, pero pedirles resultados a cambio. También de revisar si un buen un currículo único es necesario, quienes lo tienen logran buenos resultados.
Llegó la hora de acelerar la educación en la primera infancia en la que se ha hecho una buena tarea con pocos recursos y mucha dedicación. En la reforma al sistema de participaciones es urgente asignarle los recursos que necesita para que tenga una fuente recurrente. La primera infancia tiene los mejores réditos sociales y debe tener cobertura universal.
Es hora de darle continuidad a la jornada única, que también debe ser una prioridad del próximo Gobierno.
Política
Muchas de las decisiones y reformas que se requieren para tener un mejor país muchas veces no se toman porque la política, al igual, que la justicia se han degradado a niveles inaceptables.
Un cambio que debería imponerse es el de asignar los cupos indicativos. Los entes regionales de planificación deberían ser una instancia técnica en la que se decidan estas inversiones.
En cuanto a la justicia no creo que sean posibles reformas maximalistas, absolutas e inmediatas.
Paz
Para hacer seguimiento a los acuerdos de la Habana el CPC lideró la creación del Consejo Empresarial por una paz sostenible, al que dedicamos este año grandes esfuerzos.
No todos los miembros de este Consejo votaron sí a los acuerdos. Pero todos coincidimos en que hay que estar atentos a que en la Ley de tierras, no queden resquicios que pongan en duda la propiedad privada bien habida. No creo que la JEP, sea el monstruo que algunos dicen. Confío en que solo aplicará a quienes determinantemente patrocinaron crímenes atroces, o a los particulares que por conveniencia acudan a ella.
Llegó la hora del Estado efectivo que cumple y se acerca al ciudadano, que a su vez debe entender sus derechos y deberes. Una buena prueba será el acuerdo de la Habana que está firmado y hay que cumplirlo.
Llegó la hora del optimismo realista, ya no hay Farc, no hay excusas, no hay bonanza petrolera, y nos toca ser productivos con metas concretas'.