Para Maribel Martínez cambiar de empleo se ha vuelto algo común. En lo que va de este año ha trabajado como mesera en un restaurante de almuerzos, vendedora en una droguería de barrio y ha realizado aseos por día en algunas casas. Ella hace parte de la población ocupada informal en la Costa Caribe.
Como Maribel, cartagenera de 31 años de edad y madre de dos niños, se encuentra más de la mitad de los ocupados en la región, donde la proporción de informalidad supera el 50% por encima de los indicadores nacionales.
El más reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), señala que para segundo semestre del año, la proporción de ocupados informales en las 13 ciudades y áreas metropolitanas analizadas fue 46,8%, mientras que para el total de las 23 ciudades y áreas metropolitanas, fue 48,0%, el nivel más bajo desde que hay cifras comparables, según la entidad.
Con una tendencia diferente, cinco de las siete capitales costeñas se ubican entre las 7 con mayor informalidad en el país. Sincelejo es la segunda a nivel nacional con una proporción de 64,5%; Riohacha está en el cuarto lugar con 62,1%; Valledupar es quinta con 61,8%; Montería, sexta con 61,6% y Santa Marta, séptima con 61,2%.
Cartagena y Barranquilla están en los lugares 15 y 17 de la lista de 23 ciudades analizadas, con proporción de informalidad del 56,1% y 54,8%, respectivamente.
Para el caso de Sincelejo, de los 122.000 ocupados que había en el segundo trimestre del año, 79.000 estaban en la informalidad.
En Barranquilla que es la ciudad costeña con menor indicador, de los 890.000 ocupados, 488.000 eran informales. Al analizar el comportamiento de la capital del Atlántico, la informalidad subió 80 puntos básicos frente al mismo periodo de 2016, pero bajó 210 (pb) frente al primer trimestre de este año.
El director del Observatorio del Mercado Laboral de Cartagena, Dewin Pérez, asegura para superar estos indicadores se requiere que las economías de la región puedan avanzar de estructuras económicas concentradas en actividades de baja productividad y bajo valor agregado a actividades de mayor productividad y valor agregado.